El 5 de octubre se conmemoró nuevamente el plebiscito de 1988 que sacó a Augusto Pinochet del poder. La fecha se copa de análisis políticos y mensajes cargados de emociones por parte de sus protagonistas.
Este año la efeméride está acompañada además por la reciente publicación del working paper académico The Geography of Repression and Support for Democracy: Evidence from the Pinochet Dictatorship, que estima empíricamente el impacto de la represión del gobierno de Pinochet sobre la probabilidad de registrarse para votar en el plebiscito y sobre el porcentaje de votos que obtuvo la opción “No”.
El artículo contribuye al estudio de la exposición a la violencia en el comportamiento político y electoral. Sin duda es un esfuerzo académico interesante que ayuda a entender –desde una perspectiva diferente- todo lo que pasó en Chile hace ya 30 años.
Lo atractivo del artículo es que la evidencia encontrada es causal. En efecto, como por un lado la represión pudo causar efectos sobre el comportamiento electoral, pero por otro lado, las preferencias políticas de izquierda a nivel comunal fueron foco de mayor represión, entonces el ejercicio estadístico para determinar la relación causal entre las variables es difícil. Esto es, obtener el efecto de la represión sobre la preferencia de voto, limpiando por efecto que tuvo la preferencia de los votos sobre la represión.
Para solucionar este problema estadístico, los autores usan una técnica que necesita una variable exógena. Es decir, una variable que haya afectado la probabilidad de inscribirse para votar en el plebiscito y de votar por el No, sólo porque afectó directamente el nivel de represión en la comuna. No puede estar relacionada con el comportamiento electoral por ninguna razón diferente a esa.
Los autores creativamente encuentran que el hecho de contar con una base militar antes del gobierno de Allende puede ser una variable exógena válida. Es decir, las comunas que tenían una base militar o se encontraban cerca de una, tuvieron mayor probabilidad de sufrir violencia por parte del Estado, y al mismo tiempo, la política en 1988 no pudo determinar de ninguna manera que antes de 1970 se instalara una base militar en una comuna u otra.
En resumen, el artículo encuentra que una víctima por cada 10.000 habitantes de cada comuna causó un aumento de 8 puntos porcentuales en la probabilidad de registrarse para votar en el plebiscito y un aumento de 2,5 puntos porcentuales en la votación en contra de Pinochet. La cifra es relevante. En simple, la votación que obtuvo la oposición sí se vio afectada por la violencia que ejerció el régimen.
¿Será este resultado, en parte, una explicación de por qué generalmente las dictaduras no terminan de manera democrática? Por un lado usan la violencia para controlar el poder político, pero por otro lado, mientras mayor es la violencia que ejercen, mayor es la probabilidad de que pierdan en una elección. Finalmente, parece ser que la violencia política se termina convirtiendo en una espada de dos filos para quienes la ejercen.