Eugenio Rengifo, director ejecutivo de Amigos de los Parques

Creció admirando los cerros, cascadas, cielos y ríos del Cajón del Maipo. Después de un camino en el que trabajó en diversos temas, terminó viajando al sur de Chile para echar a andar un proyecto educativo y durante seis años le tocó formar y dirigir la Fundación para el desarrollo sustentable de Frutillar. Estando ahí, el directorio de Fundación Tompkins lo contactó para invitarlo a liderar los primeros pasos de la Corporación Amigos de los Parques que recién nacía.

 

– ¿Qué hace Amigos de los Parques? ¿Cuál es su historia?

Amigos de los Parques es una red de personas unida por la convicción de que los Parques Nacionales son una alternativa de desarrollo y la estrategia de conservación más sólida de resguardo de un ecosistema a largo plazo. La Corporación Amigos de los Parques de la Patagonia nace como respuesta a una nueva realidad en el ámbito de los Parques Nacionales, con un foco en los de nuestra Patagonia. En los últimos años esta zona se ha transformado, gracias a esfuerzos públicos y privados, en el área que concentra la mayor cantidad -91%- del territorio protegido de nuestro país. Hoy esta zona, que va de Puerto Montt a Cabo de Hornos, representa un tercio de nuestro territorio nacional con 17 Parques Nacionales, abarcando tres regiones.

En ese contexto, Amigos de los Parques nace para cuidar y poner en valor los Parques Nacionales de la Patagonia Chilena, invitando a la sociedad civil a involucrarse en su protección, por medio de alianzas con actores clave que permitan abordar los desafíos que presenta su creación y mantención. Nos une el aprecio y convicción en los Parques Nacionales como alternativa de desarrollo local y pilar fundamental para la conservación.

 

– ¿Por qué se necesita una corporación como Amigos de los Parque? ¿Cuál es el rol del Estado en esta materia?

Hemos visto cómo las definiciones del Estado muchas veces se ven amenazadas o vulneradas por los gobiernos de turno, sobretodo en el tema medioambiental, ámbito en el cual la mirada cortoplacista hace que echar mano a nuestra naturaleza sea una tentación que aumenta mientras más populistas e inconsistentes sean las propuestas de desarrollo. Sin embargo en aquellas sociedades en que existe una sociedad civil robusta y organizada en torno a la conservación y protección de la Naturaleza, se hace más complejo, más costoso e impopular tomar medidas que transgredan los principios de la conservación. A pesar que lo Parques Nacionales son la figura que internacionalmente tiene más estabilidad y peso para conservar un territorio, hay que movilizar a los ciudadanos para que se transformen en agentes activos, suerte de garantes de estos espacios protegidos.

 

– ¿Y cuánto colaboran con el Estado en sus actividades?

Nosotros buscamos ser un apoyo concreto en la tarea de cuidar y promover nuestros Parques Nacionales. En ese sentido hemos hecho alianzas para mejorar infraestructura y accesibilidad en los Parques Alerce Andino y Pumalin, por intermedio de un convenio con CONAF, Wheelthworld  y la USS. Por otra parte, hemos entregado capacitaciones a los guarda parques y hemos sido parte de la mesa de educación Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, así como hemos sostenido reuniones y talleres  para avanzar en los incentivos correctos para una cultura de filantropía ambiental. En el marco del voluntariado, nosotros hemos capacitado a los voluntarios del INJUV en Parques Nacionales.

 

– Uno de los puntos de su decálogo señala que ven a los parques nacionales como motores de desarrollo armónico para el país a través del turismo como consecuencia de la conservación. ¿Tienen una idea de qué tamaño es el impacto de este “motor” en la economía?

Como país todavía no reconocemos debidamente el retorno que fomentar el cuidado de las áreas protegidas y subir su estándar puede tener. Más allá del valor intrínseco que los Parques Nacionales, las cifras nacionales e internacionales nos respaldan la tesis sobre que el turismo de intereses especiales a propósito de la conservación es un sector que tiene un alto impacto, sobretodo para localidades alejadas con menor posibilidad de otras fuentes de desarrollo. Las últimas cifras que entregó la subsecretaría de Turismo en agosto pasado, hablan de que el aporte al PIB del sector turismo en Chile es 3,4% de manera directa y 10,4% total. Por otra parte, el turismo ocupa el cuarto lugar en las exportaciones de bienes en Chile, superando de forma inédita a la industria salmonera en 2017. Finalmente el impacto positivo del turismo en el empleo es de un 6% de crecimiento en el número de ocupados en Chile en los últimos 5 años y 18% de crecimiento del empleo en el sector turismo en el mismo periodo. Así, el turismo contribuyó con el 11% de los empleos adicionales totales del país, que se generaron entre 2013 y 2017.

En Brasil, un estudio realizado este año demostró que las áreas protegidas son un mecanismo impactante para desarrollar las economías locales y la industria del turismo, ya que cada dólar invertido en la administración, genera siete para la economía. Así lo demuestra también la generación de una cultura de parques nacionales en Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Sudáfrica, países que han invertido en las áreas protegidas para generar experiencias relevantes y transformadoras en sus visitantes, cultivando de este modo el respeto por la naturaleza, su cuidado y fortalecimiento y una convivencia sana con los parques. ¿Qué estamos esperando?

 

– ¿Somos conscientes los chilenos de la necesidad de conservar? ¿Cómo andamos comparados con otros países?

Cada día más y así lo indica el considerable aumento de visitas de connacionales que nuestros parques reciben. Sin embargo, queda mucho por hacer, según una encuesta realizada por la Asociación Kauyeken (2015) para el programa de Difusión y Sensibilización Ciudadana del Proyecto GEF SNAP, en Chile el conocimiento sobre biodiversidad es manejado por pocas personas y de forma parcial. Si bien la población reconoce que la pérdida de biodiversidad afecta directamente su calidad de vida, en general no conoce ni las principales formas de protección ni las instituciones que tienen el deber de conservarla. Sobre áreas protegidas, un tercio de los encuestados declara no conocer algún área protegida y 2 de cada 5 encuestados no relaciona algún lugar de Chile con las áreas protegidas. Es por eso que uno de los desafíos clave que nos hemos puesto desde Amigos es generar una cultura de Parques Nacionales, para lo que es clave el conocimiento público y la valoración de los Parques Nacionales por parte de la comunidad. Probablemente uno de los atributos en los que nuestro país es más generoso es en la diversidad y belleza de nuestra naturaleza. Este es un atributo que los extranjeros saben apreciar si consideramos que anualmente ingresan a Chile más de seis millones de turistas extranjeros, más de la mitad de los cuales elige a nuestro país como destino atraídos por nuestro escenario natural, pero que internamente todavía no sabemos valorar del todo. De no ser así, ya habríamos tomado acciones concretas para cambiar la falta de incentivos para el cuidado de nuestras áreas protegidas, una de las estrategias de conservación más efectivas para proteger la biodiversidad, no sólo como hábitat de variedad de especies, sino también como generador de servicios ecosistémicos para el bienestar humano.

 

– ¿Qué se hace en Chile en materia de educación al respecto?

En Chile existen diversas iniciativas para incorporar la educación ambiental en el proceso de formación de nuestros jóvenes. El Ministerio de Medio Ambiente tiene comités regionales ocupados de promover y buscar las mejores prácticas y por otra parte existen diversas certificaciones y programas que permiten desarrollar las habilidades ambientales. Nosotros somos parte del comité regional de los Lagos. Por nuestra parte estamos desarrollando el diseño de una Campaña Nacional de Educación Ambiental que permita acercar a todos los chilenos a su patrimonio natural protegido. Por último, lanzamos hace algunas semanas, desde Amigos de los Parques, el Programa Tucúquere que ofrece experiencias que acercan a las personas a los Parques Nacionales de la Patagonia. Nuestra primera actividad fue en el Parque Nacional Alerce Andino

 

– ¿Cuánta es la inversión pública en conservación? ¿A cuánto deberíamos llegar?

Hoy se invierte menos de 2 dólares por hectárea y lo razonable sería contar con una inversión a lo menos de dos dígitos. Por otra parte, en Chile no existen incentivos para las donaciones privadas a la naturaleza, diezmando aún más los aportes que llegan a las áreas protegidas. Es impensable el futuro de la conservación y los Parques Nacionales sin la promoción de una cultura de filantropía ambiental o de naturaleza. En países como Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda son muchos los grupos de filántropos y ONG´s que apoyan decididamente a sus parques nacionales, con donación de tierras que mantengan vivo y en expansión su territorio protegido. Hay diversas opiniones y contextos que hacen variar al momento de fijar una meta estable en cuanto a inversión, pero si me apuran a definir una cifra, creo que un sistema robusto de Parques Nacionales merece aspirar a un umbral de unos 50 dólares por hectárea.

Tenemos un tesoro único y reconocido mundialmente, sin embargo, tenemos un sistema tributario que castiga las donaciones con fines medioambientales, estando afectas al Impuesto a las Herencias, Asignaciones y Donaciones con cargo al donatario, de carácter progresivo hasta un 25% del monto donado. Si el donante es una empresa, menor el incentivo, siendo tratado como un gasto rechazado, afecto al Impuesto a la Renta de 40%. Así, tampoco se ha logrado construir un tejido socioambiental sólido que pueda promover su cuidado, su promoción, fortalecimiento y cambios culturales y sociales contundentes en la materia.

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