¿Quién crece cuando Chile crece? (parte 2)

Hace poco un diputado se preguntaba en Twitter quién crece cuando Chile crece. La pregunta motivó una serie de artículos que tratarán de responder desde diferentes puntos de vista. Este es el segundo artículo de esta serie.

Autor invitado: Arturo Claro.

 

Crecimiento pro pobre en Chile

Según el Banco Mundial, Chile ha sido una de las economías latinoamericanas que más rápido ha crecido en las últimas décadas debido a nuestro marco macroeconómico sólido, el cual ha permitido reducir la proporción de la población considerada pobre de un 30% a un 6,4% entre 2000 y 2017. Sin embargo, Chile al 2017 presentaba un índice de Gini[1] de 46,6, por sobre países como Bolivia (44), Perú (43,43), Argentina (40,6) y El Salvador (38).

Una pregunta relevante que surge entonces y que motiva este artículo es quién crece cuando Chile crece.

El trabajo de Contreras et al (2006)[2] puede responder en parte a esa pregunta, ya que, utilizando datos de panel para el periodo 1996-2001 y de corte transversal para los años 1990 y 2003, evalúan si el crecimiento en Chile ha sido “pro-pobre” o no. Para lo anterior usan dos definiciones de “crecimiento pro pobre”. La primera definición establece que el crecimiento “pro pobre” es aquel que aumenta en mayor proporción el ingreso de los pobres que el ingreso del resto de la población, lo que se traduciría en una convergencia entre los grupos más ricos y pobres de la población, es decir, en una menor desigualdad. Según la segunda definición, el crecimiento “pro pobre” es aquel que reduce la pobreza, independientemente de si el ingreso de los pobres aumenta igual o incluso menos, que el del resto de la población.

En similitud con el resto de la literatura económica, como Kraay (2004), Bourguignon (2003) y Lopez y Serven (2004), concluyen que el crecimiento económico en Chile ha sido efectivamente “pro pobre” según la segunda definición. Dado que producto del crecimiento prácticamente todos los sectores de la población tuvieron un aumento en sus ingresos y por lo tanto, Chile vio reducido sus niveles de pobreza.

Luego, para esclarecer si este desarrollo ha sido pro pobre según la primera definición, utilizan los datos de corte transversal y comparan las tasas de crecimiento entre los distintos segmentos de la población, encontrando que estas fueron efectivamente más altas en los segmentos más pobres. Es decir, encuentran que los ingresos de los más pobres crecieron proporcionalmente más.

Sin embargo los autores también plantean que para medir con precisión la convergencia entre ricos y pobres es necesario tomar en cuenta el factor de que existen dinámicas de pobreza. Los individuos pueden y se cambian de un segmento de ingresos a otro.

Por eso luego, aprovechando que contaban con datos de panel, incluyen las dinámicas de pobreza y estiman la relación entre el ingreso per cápita en 1996 y el cambio de éste entre 1996-2001. Es decir, cuanto creció el ingreso de las personas entre 1996 y 2001, dependiendo de cuan pobre o rico esa persona era en 1996.

Los autores encuentran que dentro de los hogares de menores ingresos per cápita, fueron los más pobres quienes crecieron proporcionalmente más. Es decir, el crecimiento benefició especialmente a los más pobres entre los pobres. Sin embargo, para el resto de la población la variación en el ingreso fue homogénea.

En ejercicios similares encuentran que el crecimiento de los ingresos fue más homogéneo que en los casos anteriores. De esta forma, concluyen que solo es posible afirmar que existe una evidencia débil de convergencia o, en otras palabras, que no es posible afirmar con seguridad que el crecimiento de los más pobres fue mayor que el del resto de la población.

Es interesante destacar que también encuentran que dentro del 10% más rico de la población, el crecimiento ha sido “pro rico”. Es decir, dentro de ese grupo son quienes tienen más ingreso quienes más se enriquecen.

Sus resultados indican entonces, que si bien el crecimiento económico ha tenido efectos positivos sobre la reducción de la pobreza, no existe evidencia suficiente para garantizar que comparativamente este ha sido más beneficioso para los pobres que para los ricos.

Pero, si lo que nos preguntábamos era quien había crecido cuando Chile creció, podemos afirmar que al menos en el Chile estudiado -desde 1990 hasta el 2003- todos lo hicieron. Sin embargo, aún no podemos afirmar con certeza quien lo hizo más.

 

 

 

 

[1] Este índice es ampliamente utilizado en la literatura económica para ilustrar la desigualdad.

[2] Contreras, Dante & Cooper, Ryan & Neilson, Christopher, 2008. «Crecimiento pro pobre en Chile«. El Trimestre Económico, Fondo de Cultura Económica, vol. 0(300), pages 931-944, octubre-d.

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