La Economía de la Corrupción: Entrevista con Claudio Ferraz

Por Jorge Fantuzzi

Claudio Ferraz
Claudio Ferraz

Claudio Ferraz es profesor de Economía en la Vancouver School of Economics de la Universidad de Columbia Británica y profesor part-time en el Departamento de Economía de la Pontifícia Universidad Católica do Rio de Janeiro (PUC-Rio). El destacado economista brasileño -codirector científico de J-PAL Latinoamérica- aborda en esta entrevista las razones por las que la corrupción merece un análisis profundo desde la perspectiva económica. Desde entender las causas y consecuencias de la corrupción hasta explorar cómo las políticas y la exposición mediática pueden influir en su reducción, Ferraz aborda la complejidad de este tema crucial para el desarrollo de las naciones y la calidad de la gobernanza.

¿Por qué la corrupción debería ser un tema estudiado por economistas o por la disciplina de la economía?

Bueno, desde el punto de vista de entender causas de la corrupción como también desde el punto de vista de entender las consecuencias de la corrupción es un tema bastante económico. O sea, por un lado estudiosos muy antiguos desde final de años 70 y comienzos de los años 80, han tratado de entender por qué observas más corrupción en algunos lugares, menos corrupción en otros, más corrupción en algunas organizaciones de gobierno, menos en otros, algunas personas que se tornan corruptas del gobierno y otras no. La manera que los economistas ven eso vuelve un poco al trabajo de un premio Nobel de economía Gary Becker que trataba de estudiar la economía del crimen, o sea, intentar explicar de manera racional por qué algunos individuos hacen algo que es ilegal, ¿no? y la manera que los economistas piensen en eso la mayoría de las veces es pensando en comparaciones de costos y de beneficios, o sea, cuando yo voy a hacer algo que es ilegal, yo voy a comparar el costo de hacer eso o el costo esperado, entonces la manera que los economistas lo piensan tiene que ver con la probabilidad que me van a descubrir y si me descubren que yo hago algo ilegal, ¿cuál es la consecuencia de eso? o sea, ¿cuál va a ser el costo de eso? y comparar eso con cuál es el beneficio hacer esa actividad. Entonces desde el punto de vista individual, cuando piensas desde pequeñas corrupciones, no sé, un policía que «achaca» a alguien para conseguir plata o grandes corrupciones de un político que se va a robar plata en un gran proyecto de infraestructura, una de las maneras de pensar es tratar de modelar y con eso puedes entender, por ejemplo, cuando cambias algunos parámetros como eso va a incentivar a la gente o desincentivar a la gente.

¿En las consecuencias de la corrupción también hay análisis económico?

Desde el punto de vista de las consecuencias para la sociedad, también es muy importante porque una cosa que nosotros sabemos en economía es que algunas cosas como la corrupción afectan no solo directamente a aquella plata que desapareció, también generan varias otras consecuencias… por ejemplo, el tipo de proyectos de inversiones que vas a hacer va a ser diferente.

O sea hay una perspectiva micro, desde el punto de vista de la toma de decisiones del corrupto, y un punto de vista macro, en términos de cuáles son las consecuencias, por ejemplo, en desarrollo de un país cuando es corrupto.

Exactamente, exactamente. Hay una literatura grande en macro reciente que en inglés llaman como «misallocation», o sea, cuando poner recursos en los lugares donde no deberían estar, qué sé yo, un banco público del gobierno da plata a una empresa que no debería estar recibiendo esa plata, pero como alguien le está pagando, algún gerente está recibiendo una propina. La empresa que no debería recibir la plata, recibe la plata, pero cuando agregas estas decisiones microeconómicas, eso genera una distribución mala de los recursos que afecta como la eficiencia a los países.

¿Cuáles son los medios que se pueden desarrollar para detectar o disminuir la corrupción?

Sí, bueno, en cualquier gobierno piensas que hay plata que es distribuida para, por ejemplo, programas sociales, para construcciones, para compras públicas, compras de cosas que el gobierno necesita, carros, muebles de oficinas, computadoras, lo que sea, ¿no? y muchos países tienen algún mecanismo de auditoría… hay dos preguntas diferentes que se responden con ese sistema, una pregunta que es si lo que se compró era lo que necesitaba y la segunda pregunta es si el precio que se pagó era el precio no razonable o no. Y cuando hablamos de precios razonables no es solo en términos de cuánto costó aquello, pero también si hubo por ejemplo varias empresas que estaban compitiendo por ofrecer aquel contracto, aquel producto para el gobierno, ¿no? Entonces algunos países tienen auditorías para chequear esas cosas después. Entonces, lo que yo he estudiado bastante ha sido un sistema de auditorías implementado en Brasil hace ya bastantes años, empezó hace casi 20 años. En países grandes muy descentralizados mandan mucha plata a los gobiernos locales, entonces la Contraloría General de la Unión, que es del gobierno federal de Brasil, cada dos meses más o menos seleccionaba de manera aleatoria algunos municipios donde los auditores iban a chequear diversas cosas. Iban a chequear si los contractos fueron bien hechos, iban a chequear cuántas empresas estaban tratando de ganar esos contractos, dicen en que se gastó la plata, si se gastó; si se construyó una escuela, si la escuela está construida efectivamente, si está bien hecha… y esas auditorías generaron por primera vez una probabilidad que cuando las cosas no eran bien hechas fuera descubierto por el gobierno federal y hubo consecuencias de eso, o sea, esa información iba como para lo que aquí se llaman procuradores públicos, que iban detrás de alcaldes que robaron la plata o hicieron la plata desaparecer, etcétera, y por el hecho que era como una lotería y que eso te podía pasar a ti, lo que hemos mostrado en algunos trabajos de investigación es que eso realmente incentivó a los alcaldes a robar menos. Claro, la corrupción no desapareció, sigue habiendo en Brasil. Las autoridades no lograron que la corrupción completamente desapareciera, pero sí, como mostramos, redujeron de una manera significativa.

¿Cuál es la variable que ustedes usan en el trabajo para medir efectivamente la caída de la corrupción?

Bueno, nosotros lo que hicimos fue medir qué pasa con la corrupción usando las propias auditorías que hizo la Contraloría general de la Unión. Entonces, la manera como el programa funcionaba es que en el momento que te seleccionan, los auditores van a tu municipio, encuentran algo, no encuentran algo, esa información es agregada y es mandada a la procaduría, a abogados del gobierno, etcétera, a la policía federal, etcétera. Pero ese municipio que fue auditado puede volver a ser auditado en el futuro otra vez. Entonces, como ese programa es un programa que ya empezó hace casi 20 años, muchos municipios han sido auditados más de una vez. Entonces, la manera que nosotros en ese trabajo medimos la corrupción es que usamos auditorías que nos dicen cuánta corrupción hay y básicamente lo que hacemos es comparamos lugares que ya habían sido auditados antes con lugares que no habían sido auditados antes.

Entonces es clave que las auditorías sean aleatorias.

Es como hacer una lotería y estuvieras comparando lugares medio parecidos pero que algunos ya pasaron por eso, fueron auditados, con lugares que nunca pasaron por eso. Y entonces esa comparación es la que nos da pasaste por eso en el futuro en tu municipio, si sos un alcalde hoy vas a ser menos corrupto que un alcalde de un municipio que nunca pasó por una auditoría.

Otra forma de reducir la corrupción es exponiendo a los políticos o los funcionarios corruptos. ¿Cómo funciona ese mecanismo? ¿Qué es lo que ustedes han estudiado al respecto?

Bueno, cuando empezó ese programa en Brasil, la manera que funcionaba, es que después que los auditores hacían una lista de todo lo que se encontró en los municipios, que fue irregular, eso era mandado a los medios. O sea, eso se ponía como en una página de la Contraloría, y eso era mandado a los medios, a radios, a periódicos, etc. Entonces, lo que nosotros estudiamos es lo que ocurre cuando los votantes por primera vez tienen una información que es sólida, que no es sólo como acusaciones del enemigo político, que sé yo, que es algo sólido que viene de la Contraloría del gobierno central, que dice mira acá este municipio pasó esto y esto y esto otro. Entonces lo que medimos en ese trabajo es los resultados de elecciones y comparamos lugares donde como las auditorías fueron aleatorias a través de un sorteo, y podemos comparar lugares donde los votantes supieron los resultados antes de la elección con lugares que los votantes supieron los resultados sólo después de la elección. Entonces podemos comparar dos lugares donde digamos que los dos alcaldes tenían irregularidades, se robaron plata, etcétera, pero solo unos votantes supieron antes y otros no. Entonces cuando miramos eso, lo que encontramos son resultados muy fuertes de que los votantes no solo entienden esa información, además usan esa información en las elecciones y hay una reducción de la reelección de esos alcaldes que fueron encontrados corruptos, donde hubo esa información antes de la elección, de manera muy significativa.

¿Hay entonces alguna relación entre el desarrollo de los medios y los resultados?

Sí, sí, eso es un resultado, digamos, central del trabajo. Nosotros estábamos mirando las elecciones de 2004, que era un momento en que en Brasil no había mucha internet, en ese momento solo había como internet en las grandes ciudades capitales. Si vas para dentro del país casi no había internet. Y en Brasil la televisión, a pesar que todo el mundo ve televisión, la televisión es nacional, o sea, no es una televisión que te da noticias locales. Y periódicos, la circulación es muy baja. Brasil es un país que lee muy poco comparado con otros países de América Latina, y con la circulación de periódicos muy, muy, muy pequeña. Entonces, la fuente principal de noticias locales son las radios locales. Y todavía sigue siendo hoy, con internet y social media, etcétera. Todavía las radios tienen un papel muy importante en difusión de información, principalmente en áreas rurales. Entonces lo que nosotros conseguimos fue data de que ciudades, que municipios, tenían una radio local y los que no tenían. La idea es que en lugares con una radio local esperábamos que esa información que salió de las auditorías fuera magnificada, los votantes se entendieran mejor y entonces fueran a votar y esos efectos de votar contra el alcalde que está en el gobierno, que lo encontraron corrupto, fueran mucho más grandes, ¿no? Y es exactamente lo que encontramos. O sea, encontramos que en lugares donde no había esa radio local, los efectos son pequeños, lugares donde había la radio local para difundir la nueva información que viene de esas auditorías, esos efectos fueron enormes.

En Chile estamos en una situación donde la corrupción se tomó la agenda muy fuertemente. ¿Qué pasa con el capital humano de los políticos en los períodos siguientes? ¿Puede ocurrir, por ejemplo, que personas no quieran postularse a cargos públicos para no ensuciar su reputación?

Sí, sí hay bastantes cosas estudiadas al respecto y los resultados para ser sincero no es muy obvio para dónde van. Yo creo que eso depende un poco si hablamos de elecciones locales o elecciones nacionales, entonces voy a dar dos ejemplos diferentes. Con esas auditorías que estábamos hablando hay un trabajo interesante que muestra que el capital humano aumenta. Capital humano digamos que meedido como educación de los políticos, solo para dar un ejemplo, ¿no?
Entonces, la investigación muestra que si hay una auditoría que muestra que el alcalde de aquel municipio fue corrupto, ahora los votantes tienen como una línea de qué es lo que tu partido político me tienes que ofrecer para que yo siga votando y mi línea ahora queda más arriba. La reacción de los partidos políticos fue poner candidatos más calificados, entonces candidatos con más educación, con más experiencia en el mercado de trabajo, etc.

En el fondo, si lo entiendo bien, es como si la corrupción hubiese puesto una vara de competencia más alta. Si no eres lo suficientemente competitivo en esta zona, no puedes salir elegido.

Exactamente.

Lo interesante es que el resultado es contraintuitivo. Yo creo que eso puede pasar, o sea, una manera de pensar eso es pensar como todos los economistas piensan, que hay oferta y demanda, entonces es como si eso fuera solo el efecto de oferta en el sentido de lo que los partidos están ofreciendo a la sociedad. Pero yo creo que puede pasar exactamente lo que tú dices que es, bueno, el partido me puede ofrecer lo que quiera, yo estoy altamente calificado, si yo sé que ahora la gente cree que políticos son más corruptos, yo no voy a querer entrar. Entonces, hay otro trabajo, también para Brasil, que usa como variación la manera como los municipios son financiados en Brasil. Mucha de la plata viene del gobierno federal y hay una regla que depende de la población del municipio. Y entonces a veces, como esa regla es como no lineal, si tenés no sé, más de 10.000 habitantes de esa ciudad ganas mucho más plata que si tenés 9.900 personas en ese municipio. Entonces es un trabajo que usa esa variación, si hay un censo que cambia la estimación de población de aquel municipio, de un momento a otro, ese municipio va a ganar mucha plata -no esperada- y eso hace que la corrupción aumente. O sea, tener más plata y que los votantes no entienden muy bien de dónde viene, no pueden chequear, etcétera, hace que la corrupción aumente. Ahí los investigadores muestran exactamente el efecto que tú dices. Ellos muestran que mejores candidatos, más educados, con mejor ocupación, con más experiencia, salen del sistema político y los que entran son peores, son mucho peores en realidad. O sea, lo que esa corrupción y esa plata extra hace es atraer gente peor para la política.

Volviendo a la cuestión de Chile, yo creo que cuanto más nacional e importante es la elección, más importante va a ser ese efecto que tú dices, o sea, que la reputación vale mucho. Es diferente salir de candidato a alcalde de un municipio súper chico, etcétera, donde tal vez la reputación no es la principal cosa, que una elección nacional. De hecho, yo creo que después del gran escándalo de corrupción en Brasil con Lava Jato y Odebrecht y todo eso, políticos salieron, políticos que no querían estar asociados a lo que era ser un político. En ese momento histórico Brasil decidieron no entrar en política.

¿Existe algún tipo de relación estadística de la corrupción dependiendo del color político o de la ideología de los políticos? Hay una caricatura, que cuando el gobierno es de izquierda, la gente de derecha dice «la izquierda piensa que el Estado es de ellos y quieren llegar al poder para robarse el Estado». Cuando llega la derecha, hay otra caricatura pero es parecida, dicen «la derecha, sólo piensa en el bienestar personal, quieren enriquecerse, solo piensan en el lucro y por lo tanto se roban todo». ¿Hay algo estadísticamente estudiado respecto de esto?

Nosotros, por ejemplo, cuando miramos la data de las auditorías de Brasil, encontramos que la corrupción estaba bastante bien distribuida entre partidos políticos. Por ejemplo, el caso de Brasil de los municipios era muy difícil decir, ah, la corrupción aquí es toda derecha, es toda izquierda. La evidencia empírica que yo tengo, por ejemplo, con nuestra data, que es data de corrupción que podemos contar con partidos políticos, me hace concluir que está en todos lados. O sea, depende mucho más de instituciones locales, del momento político, de la cantidad de recursos extras que tú tienes de un momento a otro, si descubres petróleo, si recibes plata del gobierno central, si no hay accountability, no hay medios para mirar lo que estás haciendo. Entonces yo diría que no tenemos mucha evidencia muy clara de que es algo que está de un lado versus el otro. Yo creo que depende de individuos específicos, depende de la estructura partidaria de las instituciones y cómo esas instituciones pueden regular o no diferentes partidos de individuos.

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