Autor: José Valenzuela, Clapes UC.
En un artículo del BID[1] del pasado mes de noviembre, se indica que América Latina y el Caribe es la región que más rápidamente está envejeciendo en el mundo. En este marco, el documento plantea el inminente boom de la economía plateada, concepto que hace referencia a los bienes y servicios que son consumidos por las personas mayores. Con esto, uno de los oficios con mayor proyección de demanda en la región será el de los cuidados de largo plazo para personas mayores en situación de dependencia. Dicho esto, llevando el foco a Chile, una interrogante que surge a partir del artículo mencionado es cuál es la situación de formalidad actualmente de los trabajadores en el sector de cuidados de adultos mayores. Existe evidencia anecdótica que apunta a que el nivel de informalidad para estos trabajadores es alto, dado que muchos(as) son trabajadores en hogares particulares, donde los empleadores no aplican ningún tipo de contrato ni convenio con ellos que se haga cargo de sus cotizaciones de seguridad social.
Según la encuesta CASEN del año 2020, en Chile existen poco más de 33 mil personas dedicadas al cuidado de adultos mayores. Respecto del total, el 94 % son mujeres[2] (31 mil trabajadoras aproximadamente). En cuanto a la escolaridad, los niveles educativos con mayor prevalencia de trabajadoras en el sector de cuidados a adultos mayores son media humanista completa (27 %), media humanista incompleta (11 %) y técnico superior completo (10.5 %) (Figura 1).
¿Cuál es la prevalencia de trabajadoras informales en este sector? La encuesta CASEN muestra que el 55 % de las trabajadoras de este rubro son informales. Este número corresponde a poco más de 17 mil trabajadores. Esta tasa es considerablemente mayor -más del doble- a la tasa de 26% de informalidad laboral en Chile. Por otro lado, las trabajadoras de este sector tienen, en promedio, 47 años. Este valor es de 50 años para trabajadoras informales, y 43 para trabajadoras formales. La elevada edad promedio de trabajadoras en este sector constituye otro problema, puesto que es una etapa del ciclo de vida de las personas en la cual las trabajadoras se encuentran cerca del peak de su curva de ingresos por lo cual, las trabajadoras informales, estarían dejando de ahorrar por concepto de seguridad social en la etapa donde recibirían mayores ingresos dentro de su ciclo de vida laboral.
Figura 1: Distribución de empleo en cuidado de adultos mayores según nivel de educación.
Preliminarmente, podríamos decir que la informalidad en el sector de cuidado de adultos mayores es un tema relevante porque (i) impacta de forma negativa a las trabajadoras de este grupo en materia de seguridad social, y, (ii) la elevada edad promedio de trabajadoras de este sector, quienes tienen mayor necesidad de ahorro en seguridad social que sus pares más jóvenes. Como se mencionó anteriormente, esta situación debe preocuparnos dado que la población chilena está envejeciendo, lo cual hará que la demanda por empleo en cuidado de adultos mayores aumente de forma importante en las próximas décadas. Específicamente, según datos de CELADE para Chile (Figura 2), a 2022 la población de 65 años o más es de poco más de 2,5 millones de personas, cifra que aumentará a 4,4 millones de personas a 2040, y para 2060 dicho número será cercano a los 6,3 millones de personas. Adicionalmente, el BID indica que en Chile existe actualmente una demanda de 35 mil empleos en el sector de cuidado de adultos mayores lo cual corresponde al 1,4 % del total de la población de 65 años o más. Si pensamos que dicho porcentaje se mantiene en el tiempo, para 2040 se necesitarán 61 mil empleos en este rubro, y para 2060 cerca de 88 mil. A su vez, si mantenemos constante la proporción de informalidad (55 %), tendríamos más de 33 mil y 48 mil empleos informales en el sector de cuidados de adultos mayores para 2040 y 2060, respectivamente.
Figura 2: Distribución población de 65 años o más en 2022, 2040 y 2060.
Los números anteriores representan meras estimaciones que pueden cumplirse o no. Sin embargo, ante los cambios legislativos en materia laboral en la agenda de gobierno (40 horas, salario mínimo, aumento cotización previsional), es natural esperar que los incentivos a la formalidad disminuyan, y más aún en un sector donde ya trabajar como informal es la norma.
Considerando que las actividades de cuidado son muy poco rutinarias (Autor y Dorn, 2013), implicando baja probabilidad de automatización, es esperable que este sector tome mayor importancia dentro de las opciones de empleabilidad a futuro. Consistentemente con lo anterior, es vital pensar en cómo aumentar la calidad de los empleos en este rubro. Ahora que la reforma de pensiones se encuentra en debate, es clave discutir otras políticas que apunten a una mejor vejez; formalizar los empleos de cuidados de adultos mayores es una de ellas.
[1] El cuidado de personas mayores, ¿cuántos empleos puede generar?. Factor Trabajo. Banco Interamericano de Desarrollo.
[2] Dado que casi la totalidad del rubro se compone de mujeres, en adelante hablaré de trabajadoras.