Por Mariana Larraín Stieb, Socia en Talents Consulting
Conocido por todos es la brecha de género que existe hoy en el mercado laboral en todo ámbito. Si bien a nivel de matrícula y titulación universitaria la proporción de hombres y mujeres es muy similar, en el mundo laboral la brecha va creciendo a medida que se alcanzan puestos de más responsabilidad. Es así como de acuerdo al V Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile, elaborado anualmente en conjunto entre el Ministerio de Hacienda, Ministerio de Economía y Fundación ChileMujeres, muestra que a medida que aumenta el nivel de responsabilidad dentro de las organizaciones, disminuye la participación de mujeres. A nivel general, las mujeres representan el 38,8% del total de personas trabajadoras, cifra que disminuye a 23% en los cargos de gerencia de primera línea y a 15,9% en los directorios.
Hay evidencia empírica conocida y convincente de que las empresas más diversas en términos de raza, etnia y género son más innovadoras, más productivas y generan mayores utilidades. Pero ¿qué pasa con la diversidad de género en la industria tecnológica?
En la industria tecnológica las cifras son aún más desalentadoras. Según el Informe sobre la Brecha Global de Género 2023 del Foro Económico Mundial que abarca 163 países, las mujeres representan un 41,9% de la fuerza laboral total, pero sólo el 29,2% de todos los trabajadores STEM (ocupaciones en el área de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Al igual que en las cifras generales, la brecha en tecnología se acentúa a medida que avanzan a puestos de mayor responsabilidad. A nivel inicial, las mujeres representan el 29,4% de los trabajadores; sin embargo, para roles de liderazgo de alto nivel como VP y C-suite, la representación disminuye al 17,8% y 12,4%, respectivamente.
La brecha de género en la industria tecnológica es especialmente preocupante considerando que por definición, la innovación es parte del corazón en una empresa tecnológica. No es difícil ver que un equipo de trabajo diverso, fomenta el desarrollo de soluciones más innovadoras y creativas.
Por otro lado, la industria tecnológica ha tenido un crecimiento acelerado en los últimos años por lo que concentra ocupaciones bien remuneradas y que se espera que crezcan en importancia y alcance en el futuro. Es decir, las mujeres están quedando fuera de la industria que más crece y es mejor remunerada, lo que acentúa aún más la brecha.
¿Cómo nos hacemos cargo?
El problema de fondo es multifactorial y difícil de revertir en el corto plazo, pero hay ciertas medidas que pueden contribuir a acortar la brecha. Políticas que vayan en dirección de igualar el costo de contratar mujeres o distribuir de mejor manera la carga de cuidado de menores y tareas al interior de la familia son necesarias pero no suficientes. Para disminuir la brecha en tecnología, es necesario incentivar las carreras STEM en las mujeres desde la infancia, sin perpetuar estereotipos de género. Para eso es clave visibilizar modelos a seguir y de ejemplos de mujeres exitosas en el campo tecnológico. Organizaciones como HayMujeres que posiciona vocerías femeninas de diferentes ámbitos o WoomUp, potenciando liderazgos femeninos y tantas otras van en la dirección correcta.
