¿Cómo puede contribuir la inclusión financiera al desarrollo económico y social?

Por Raúl Mejía, de FK Economics.

 

La inclusión financiera, entendida como la capacidad de los individuos y empresas a acceder a servicios y productos financieros útiles y asequibles, se ha convertido en un elemento clave en las estrategias de desarrollo de los países. En su artículo “The effect of financial inclusion on economic and social indicators in Mexico”, Guadalupe del Carmen Briano-turrent presenta evidencia empírica de cómo la inclusión financiera no solo mejora la eficiencia económica sino que también contribuye a impulsar el progreso social en México.

Aunque no existe un consenso global en cómo medir la inclusión financiera, se reconoce que es un fenómeno multidimensional, el cual involucra el acceso a servicios financieros, la penetración bancaria y el uso de servicios financieros. 

El artículo analiza el impacto de la inclusión financiera en sus tres dimensiones (acceso, penetración bancaria y uso de servicios financieros) sobre indicadores de desarrollo económico y social: pobreza, desigualdad en el ingreso laboral, informalidad y nivel de desarrollo humano utilizando datos a nivel estatal de 2007 a 2020. 

El autor utiliza una herramienta de análisis que permite aislar el efecto real de la inclusión financiera, tomando en cuenta otros factores que también influyen en el crecimiento económico y social, como el PIB y la deuda pública, a fin de evitar posibles sesgos. Esta técnica también permite evitar errores al estudiar variables que pueden influirse mutuamente, como la pobreza y el empleo.

Los resultados del estudio muestran que el acceso a servicios bancarios (medido como el número de corresponsales y el número de contratos de banca móvil) se asocia con una reducción significativa en los niveles de pobreza y la tasa de informalidad.

De manera similar, un mayor número de corresponsales, cajeros automáticos y contratos de banca móvil mejoran el índice de desarrollo humano, así como su componente de salud. 

En lo que respecta a la penetración bancaria, los depósitos de ahorro y préstamos grupales reducen los niveles de pobreza laboral y el coeficiente de Gini (que mide la desigualdad). Una mayor penetración bancaria a nivel local incrementa el índice de desarrollo humano y sus componentes de salud, nivel de vida y educación. 

Por su parte, un incremento en el uso de servicios bancarios reduce la pobreza, la informalidad y la desigualdad e incrementa el índice de desarrollo humano.

México tiene un sistema financiero relativamente desarrollado, pero con una parte importante de su población aún excluida. Además, en los últimos años se observa un progreso en términos de incusión financiera en México. Sin embargo, este progreso ha sido parcial y sumanente concentrado en zonas urbanas. 

Si se tiene como objetivo reducir la desigualdad, tanto en términos de ingreso como de desarrollo humano se requiere de políticas robustas y marcos regulatorios que promuevan la adopción de tecnología y que garanticen la protección y seguridad de los usuarios de servicios financieros. 

La inclusión financiera sigue siendo un reto para países como México. Para avanzar en este objetivo, es fundamental que el gobierno federal, los gobiernos locales, el Banco de México y las distintas instituciones financieras cooperen para desarrollar la infraestructura necesaria y mejorar la red de servicios financieros, en particular en zonas rurales.

El autor sugiere, además, políticas concretas y con plazos definidos para incrementar la educación financiera en áreas rurales para fomentar conciencia financiera y mejorar los hábitos financieros en las personas de bajos ingresos. Estas acciones, conforme a los autores, deben acompañarse con políticas complementarias, como las transferencias de subsidios por parte del gobierno a cuentas bancarias, a fin de dar uso a cuentas inactivas. 

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