Confianza empresarial: una bola de nieve

Autora: Camila Pesce, economista FK Economics.

 

El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), elaborado por Icare y la Universidad Adolfo Ibáñez, se basa en una encuesta realizada a alrededor de 600 ejecutivos de diferentes industrias.

En mayo, el indicador alcanzó un nivel de 34,28 puntos. A pesar del alza sutil respecto de la cifra del mes pasado, el indicador sigue por séptimo mes consecutivo en un nivel pesimista (bajo los 50 puntos). A nivel sectorial, la minería presenta un escenario más optimista, sin embargo la construcción no supera los 10 puntos.

Figura 1. Indicador Mensual de Confianza Empresarial

Fuente: elaboración propia en base a estadísticas del Banco Central.

 

¿Qué información nos entregan las cifras anteriores respecto del desempeño económico? La literatura ha abordado diferentes canales a través de los cuales la confianza empresarial puede afectar la actividad, lo cual resulta relevante en periodos de crisis.

Khan y Upadhayaya (2019)[1] utilizaron datos de Estados Unidos entre 1955 y 2016 para analizar si la confianza empresarial resulta útil para anticipar la inversión empresarial, independiente de otras variables. Sus principales resultados incluyen que efectivamente la confianza empresarial tiene capacidad predictiva para determinar el crecimiento de la inversión.

Por su parte, Taylor y McNabb (2007)[2] analizaron si los indicadores de confianza empresarial y de consumidores pueden predecir movimientos en la actividad (PIB) en cuatro economías europeas. Por otro lado, también examinan el poder predictivo de los indicadores de confianza, investigando si pueden anticipar eventos discretos tales como recesiones económicas. Sus resultados sugieren que tanto los indicadores de confianza de los consumidores como los empresariales son pro-cíclicos y, generalmente, juegan un papel importante en la predicción de las recesiones.

Finalmente, De Jongh y Mncayi (2018)[3] investigaron las relaciones existentes entre confianza empresarial, inversión y crecimiento económico en Sudáfrica. Utilizando datos entre 1995 y 2017, encuentran que existe una relación significativa tanto en el corto como en el largo plazo entre la confianza empresarial y el nivel de actividad (PIB). Adicionalmente, a través de un análisis posterior para evaluar la dirección de causalidad entre las variables en el corto plazo, los autores indican que sus resultados apuntan a la existencia de una relación unidireccional entre confianza e inversión, y una bidireccional entre confianza y crecimiento.

Las cifras de confianza empresarial presentadas en un principio no resultan alentadoras, sobre todo considerando que la economía sigue parcialmente paralizada producto de las restricciones al libre tránsito. Por un lado, la confianza empresarial está afectada por la crisis que nos afecta, pero por otro lado, la caída en la confianza empeora aún más la situación, como si fuera una bola de nieve.

Considerando las conclusiones de la literatura, medidas que faciliten un clima más optimista para ejecutivos e inversionistas podrían suavizar las consecuencias de la crisis. La protección del empleo y de las empresas, la estabilidad del sistema financiero y la reducción de la incertidumbre (en la medida que la pandemia lo permita), son factores que no solo estimulan directamente el crecimiento, indirectamente también lo hacen a través de un impulso a la confianza empresarial.

 

[1] Khan, H. y Upadhayaya, S. (2019). Does business confidence matter for investment? Empirical Economics.

[2] Taylor, K. y McNabb, R. (2007). Business cycles and the role of confidence: Evidence for Europe. Oxford Bulletin of Economics and Statistics.

[3] De Jongh, J. y Mncayi, P. (2018). An econometric analysis on the impact of business confidence and investment on economic growth in post-apartheid South Africa. International Journal of Economics and Finance.

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