Por Anton Kullak
El aumento de la tasa de desocupación en Chile ha encendido alarmas de un importante déficit de empleo. Esto es que hay más personas disponibles para trabajar que trabajos disponibles. Actualmente, la tasa de desocupación ronda el 8,9%, es decir que alrededor de 882.960 personas se encuentran en busca de trabajo en Chile, consolidando el alza del desempleo que se observa desde octubre de 2021.
A primera vista, este dato podría no parecer tan alarmante, considerando que durante la pandemia por COVID-19, la desocupación llegó a estar en torno al 13%. En ese sentido se podría decir que la tasa de desocupación muestra una senda de recuperación desde la pandemia, aunque aún no alcanza los niveles prepandémicos (alrededor del 7%).
Sin embargo, la tasa de desocupación no refleja completamente los problemas que enfrenta el mercado laboral. Por ejemplo, solo mide a las personas que están activamente buscando empleo, excluyendo a aquellos que sin tener trabajo han dejado de buscar trabajo por diversas razones. Si tenemos en cuenta esto, la situación es más preocupante de lo que indicaría la desocupación del 8,9%.
En concreto, la cantidad de personas en edad de trabajar que están fuera de la fuerza laboral, es decir, mayores de 15 años que no trabajan ni buscan trabajo, ha aumentado considerablemente desde el inicio de la pandemia. Aunque las tasas de inactividad han disminuido del 48% en la primera mitad de 2020 al 39% actual, aún superan el 37% observado antes de la pandemia. En primera instancia una diferencia de dos puntos porcentuales de la tasa de inactividad con respecto al 2019 puede no parecer tan alarmante, pero en términos absolutos esto significa que actualmente se observan más de 6,35 millones de personas en edad de trabajar que no trabajan ni buscan trabajo, en comparación al trimestre final de 2019 en cual existían aproximadamente 5,69 millones de inactivos.
Considerando lo anterior, es pertinente poner atención sobre la tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial. Esta incluye tanto a los desocupados como a las personas que están fuera de la fuerza laboral pero que tienen la intención de ingresar al mercado laboral. En la actualidad, un 17% de la fuerza de trabajo ampliada -esto es personas dentro de la fuerza laboral más personas fuera de esta con alguna intención de incluirse en ella- se encuentra sin trabajo. El gráfico a continuación ilustra la evolución de dicha tasa desde el año 2010, mostrando que, aunque los niveles actuales son inferiores a los de la pandemia, antes de 2020 solo se alcanzaron niveles tan altos en 2011.
Gráfico 1. Evolución de la tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial (trimestre móvil)
Elaboración propia en base a datos del INE[1].
El estado actual del desempleo podría tener relación con la baja en la inflación en los últimos meses[2], ya que estudios recientes en Chile sugieren una relación negativa entre la inflación y la tasa de desempleo. Es decir, a menor nivel de inflación se observan mayores niveles de desempleo[3]. Sin embargo, esta relación no es suficiente para tomar decisiones de política pública y monetaria, ya que es necesario considerar otros factores, como el impacto heterogéneo de los shocks económicos en diferentes grupos de personas en edad de trabajar. El mismo estudio muestra que los trabajadores jóvenes y los trabajadores de bajos ingresos son los que más sufren en términos de empleabilidad durante las recesiones económicas.
Adicionalmente, vemos que de las 6,35 millones de personas inactivas más de 4 millones son mujeres, lo que señala una evidente desigualdad de género en la inserción al mercado laboral. El 48,3% de las mujeres en edad de trabajar se encuentran fuera de la fuerza laboral, una proporción mucho mayor que la de los hombres (29,4%). Diversos economistas ya han apuntado a que la existencia de factores culturales explicaría la baja participación femenina en Chile[4]. Además, recientemente se ha descrito que la concentración de oportunidades laborales en los barrios más acomodados en Chile, junto con la segregación residencial, contribuyen a profundizar las desigualdades geográficas y de ingresos que perciben las mujeres[5].
Es así, como el escenario del desempleo actual es más grave de lo que indica una mirada superficial de la tasa de desocupación. El desafío entonces no sólo radica en profundizar el análisis para poder identificar posibles causas del problema y los grupos más afectados, sino también en activar oportunamente políticas públicas que eviten una profundización del déficit de empleo en Chile, porque las emergencias no esperan.
[1] Instituto Nacional de Estadísticas (2023). Cuadros estadísticos de ocupación y desocupación. Disponibles en: https://www.ine.gob.cl/estadisticas/sociales/mercado-laboral/ocupacion-y-desocupacion
[2] Banco Central de Chile (26 de octubre 2023). “Reunión de Política Monetaria – Octubre 2023” Disponible en: https://www.bcentral.cl/contenido/-/detalle/comunicado-reunion-de-politica-monetaria-octubre-2023
[3] Madeira, C. & Salazar, L. (2023) The Impact of Monetary Policy on a Labor Market with Heterogeneous Workers: The Case of Chile.
[4] Contreras, Dante and Gonzalo Plaza. (2010). “Cultural Factors in Women’s Labor Force Participation in Chile.” Feminist Economics 16(2): 27–46.
[5] García Dellacasa, M. (2023). “Residential Segregation and Women’s Labor Market Participation: The Case of Santiago De Chile”. Feminist Economics 29(2).