Autor: Felipe Balmaceda, IPE-UNAB, MIPP e ISCI.
Suponga una sociedad con un individuo en el periodo inicial donde la población crece al 5% anual. La sociedad vive en una Isla capaz de producir 100 sin daño alguno para el medio ambiente. En esta sociedad una persona se considera pobre cuando su consumo es menor a 10. En el periodo inicial el individuo consumirá 100, en el periodo siguiente menos que 100 porque habrán más individuos y, así sucesivamente, a tal punto que a partir del periodo 47 en adelante todas consumirán -si el ingreso se reparte de igual forma- menos de 10 y, por ende, todas serán pobres y sufrirán las ya conocidas consecuencias negativas de la pobreza. Si además la producción decrece, que sería el caso con de-crecimiento, la pobreza se alcanzará antes del periodo 47.
Supongamos ahora que la sociedad a través de la innovación, el crecimiento de la población, y el capital puede hacer crecer la producción a una tasa igual a 5% anual per cápita, pero –lamentablemente- hay un deterioro del medio ambiente de 2% anual per-cápita. Entonces la pobreza se alcanzará después de 47 años porque la producción crece anualmente a una tasa de 3% que está por debajo del crecimiento de la población, pero el crecimiento es positivo. Para que no haya pobreza, el crecimiento per-cápita deber ser mayor al crecimiento de la población, más el deterioro del medio ambiente, es decir, debe crecer al menos al 7%. Obviamente entre más desigual es la distribución del producto, mayor debe ser el crecimiento, neto del deterioro del medio ambiente, para que no haya pobreza. Sin crecimiento, la única solución para evitar la pobreza, es que la población no crezca y, sí hay deterioro del medio ambiente, producto el crecimiento de la población, entonces el crecimiento de ella debe ser negativo para que no haya pobreza. Este -extremadamente simple- ejemplo ilustra la falacia da la teoría del de-crecimiento, dado que ella implica naturalmente la eliminación de la especie humana.
Entonces la pregunta que surge naturalmente es, qué debemos hacer para preservar el medio ambiente y crecer, es decir, para evitar que este se deteriore a una tasa de 2% anual y que la pobreza aumente año a año. La respuesta es simple: mayor eficiencia y más innovación. Eficiencia se refiere a que cada recurso –escaso por supuesto– se asigne a la actividad en la cual tiene una ventaja comparativa o mayor productividad relativa. La innovación se refiere a la creación de ideas y tecnología que permite, con los mismos recursos, producir una mayor cantidad. La belleza de la eficiencia y la innovación es que permiten reducir el uso de los recursos y, al mismo tiempo, permiten producir lo mismo o más y, por ende, evitar la pobreza. Así, si un país como el del ejemplo inicial crece a más del 7%, no habrá pobres. Si la innovación y la eficiencia permiten crecer al 8%, la sociedad será cada vez más rica dado que la producción crecerá más que la población. En este caso ese 1% se puede utilizar para ahorrar recursos y así cuidar el medio ambiente.
La conclusión es simple, la única manera de salvar al mundo y al ser humano al mismo tiempo es crecer por medio de la eficiencia y la innovación. Sin ellas, no podremos evitar la pobreza, ni tampoco el deterioro del medio ambiente. Si no crecemos, salvaremos el medio ambiente a costa del ser humano, si crecemos sin innovación y eficiencia, salvaremos al ser humano a costa de un medio ambiente cada vez más hostil. No existe una bala de plata para la encrucijada que enfrenta el mundo, pero sí tenemos certeza absoluta de que el de-crecimiento no es la bala que buscamos, de hecho no es la solución a ninguno de los problemas que enfrenta la humanidad, cuando ellos se analizan integradamente y no parcialmente. De hecho, promover el de-crecimiento, la eliminación de la pobreza, la mejora en las pensiones, y la eliminación de las injusticias económicas, por nombrar algunas de las preocupaciones de los promotores del de-crecimiento, es un contradicción vital, que sólo puede ser sostenida por quienes no tiene compromiso alguno con estos objetivos, o por quienes tienen una muy básica comprensión de cómo funciona y cuáles son las consecuencias del crecimiento.
