Autora: Josefa Aguirre, académica Escuela de Gobierno UC.
En 2008 se implementó en Chile la SEP (Subvención Escolar Preferencial), una política emblemática que cambió radicalmente el sistema de financiamiento de la educación escolar. A partir de ese momento, la subvención que establecimientos publicos y particulares subvencionados recibían por alumnos SEP (pertenecientes al 30% de menores ingresos) aumentó en un 50%.
El objetivo de la SEP era, por una parte, entregar mayores recursos a establecimientos que atendían a alumnos de menores recursos. Por otro lado, la política buscaba eliminar el copago para alumnos de bajos ingresos. Por lo mismo, se estableció que todos aquellos establecimientos que se acogían a la política no podían cobrar copago a los alumnos SEP.
Hoy a más de 10 años de su implementación existe bastante consenso en que la SEP contribuyó a mejorar el desempeño de alumnos vulnerables.[i] Sin embargo, no es claro qué aspectos específicos de la política contribuyeron a generar este cambio. La SEP trajo consigo múltiples cambios al sistema: (1) Los establecimientos recibían ahora más recursos, (2) los establecimientos estaban sujetos ahora a más fiscalización (tenían que proveer información respecto a cómo estaban gastando sus recursos y presentar planes de mejoramiento educativo) , (3) los establecimientos tenían mayores incentivos a competir por atraer a alumnos SEP y (4) la política permitía que los alumnos vulnerables asistieran a establecimientos de mayor copago y mayores puntajes SIMCE y nivel socioeconómico de manera gratuita.
Entender cuál de estos mecanismos explica las mejoras en rendimiento es fundamental desde una perspectiva de política pública. Si por ejemplo las mejoras se deben a los mayores recursos o más fiscalización entonces deberíamos empujar nuestros esfuerzos en esa dirección.[ii] Si en cambio los resultados se deben a haber permitido que los estudiantes más vulnerables accedieran de manera gratuita a establecimientos con copago, entonces tener subvenciones progresivas y restringir el copago serían claves para lograr mejoras educativas.[iii]
En un reciente artículo académico analicé el impacto causal que la SEP tuvo sobre las elecciones de establecimientos educacionales y resultados educativos de sus beneficiarios. Para ello se comparan los resultados de alumnos que estaban justo por debajo del puntaje de corte de la Ficha de Protección Social para recibir este beneficio, con los resultados de aquellos alumnos que estaban justo por sobre dicho puntaje de corte. Ambos grupos son similares en sus características, pero uno recibió el programa y el otro no.
Lo que vemos es que recibir la SEP y tener la posibilidad de asistir a establecimientos particulares subvencionados con copago de manera gratuita no cambió las elecciones de los apoderados. Recibir la SEP no cambia la probabilidad de ir a un establecimiento particular subvencionado, no cambia el puntaje SIMCE del establecimiento escogido, nivel socioeconómico del establecimiento escogido, tamaño del establecimiento escogido, o distancia que viajan los padres al establecimiento. Aunque se observa que la SEP permite a los apoderados escoger establecimientos con copago levemente más alto, las diferencias son mínimas. Recibir la SEP tampoco aumenta los resultados educativos de los alumnos en la prueba SIMCE de 4to básico.
Los resultados sugieren que no es solo la distancia o precio lo que impide a los alumnos de bajo nivel socioeconómico optar por establecimientos de mayor nivel socioeconómico o mayor puntaje SIMCE. Está por verse los alcances del nuevo sistema de admisión escolar y la política de eliminar el copago. Sin embargo, es posible que no veamos caídas sustanciales en segregación escolar considerando los resultados anteriores. Los resultados también nos muestran que los beneficios de la SEP no se restringieron a aquellos alumnos que recibieron el monto adicional.
A nivel internacional aún se debate sobre los impactos de tener un sistema de vouchers en educación cómo el chileno. Los detractores de esta política dicen que los vouchers pueden aumentar las inequidades, permitiendo que los establecimientos educativos escojan a alumnos de mayor habilidad y nivel socioeconómico, dejando atrás a alumnos desaventajados. Supuestamente, una forma de mitigar este efecto podría ser por medio de vouchers progresivos. Sin embargo, los resultados de este estudio sugieren que estos pueden ser insuficientes para evitar la estratificación socioeconómica.
[i] MINEDUC (2012), Correa, Parro, and Reyes (2014), Villarroel (2012), Mizala and Torche (2013), Murnane et al. (2017), Neilson (2013), and Navarro-Palau (2017)).
[ii] Correa, Parro, and Reyes (2014) y Murnane et al. (2017).
[iii] Neilson (2013).