Por Martín Rafols
La Inteligencia Artificial (IA) ha desencadenado una transformación radical en la economía, generando un cambio profundo en diversos ámbitos. La democratización de la IA a través de herramientas como los chatbots, como Chat GPT, ha redefinido los paradigmas y las preguntas que podemos plantearnos desde la economía.
Mercado laboral: Capital humano, productividad y desempleo tecnológico
Desde una perspectiva teórica, el impacto de la IA en el mercado laboral se centra en dos aspectos cruciales: la sustitución de capital humano y el aumento de la productividad. La adopción de la IA conlleva la automatización de tareas rutinarias y repetitivas, lo que puede resultar en la sustitución de ciertos puestos de trabajo. Por ejemplo, en la industria manufacturera, los robots controlados por IA pueden ensamblar productos de manera más eficiente que los trabajadores humanos, lo que puede llevar a reducciones en la fuerza laboral. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la IA también puede generar nuevas oportunidades laborales en sectores relacionados con su implementación. Por ejemplo, se pueden crear empleos en el desarrollo y mantenimiento de sistemas de IA.
La implementación de la IA puede brindar la capacidad de realizar más en menos tiempo. Gracias a su eficiencia en el procesamiento y análisis de grandes volúmenes de datos, la IA puede automatizar tareas, identificar patrones y tomar decisiones basadas en análisis sofisticados. Esto puede resultar en mejoras significativas en la productividad al liberar a los humanos de tareas repetitivas y permitirles enfocarse en actividades de mayor valor agregado. Sin embargo, es importante considerar cómo estos avances afectan la distribución de los beneficios económicos y si la tecnología de la IA amplía o reduce las brechas salariales.
Para comprender quién se queda con el aumento de la productividad, debemos considerar cómo se distribuyen los beneficios económicos generados por la IA. En algunos casos, las empresas pueden retener la mayor parte de los beneficios en forma de mayores ganancias, mientras que los trabajadores pueden enfrentar una mayor inseguridad laboral. Sin embargo, también es posible que los trabajadores se beneficien si son capaces de aprovechar las oportunidades creadas por la IA. Por ejemplo, si un trabajador apoyado por la IA es capaz de producir aún más para la compañía, esta obtendrá un mayor retorno por trabajador, lo que podría conducir a aumentos salariales.
Además, los trabajadores deben demostrar que su trabajo agrega valor que la IA por sí sola no puede proporcionar. Es esencial que los trabajadores (en especial los sindicatos) se adapten a los cambios tecnológicos y desarrollen una comprensión sólida de los mecanismos de la IA. Al hacerlo, pueden abogar por políticas y prácticas laborales que aseguren que los trabajadores sean considerados en la implementación de la IA y se beneficien de ella de manera justa. Esto permitiría una defensa más sólida y fundamentada de los intereses laborales y evita que la protección del trabajo sea percibida como meramente defensiva.
Economía del comportamiento: Toma de decisiones y patrones de comportamiento
La IA tiene el potencial de revolucionar la economía del comportamiento al analizar grandes conjuntos de datos y revelar patrones ocultos en el comportamiento humano. Por ejemplo, en el ámbito de la publicidad en línea, los algoritmos de IA pueden analizar el comportamiento de navegación de los usuarios para ofrecer anuncios personalizados. Esto no solo mejora la eficacia de la publicidad, sino que también proporciona información valiosa para las empresas sobre las preferencias de los consumidores y los patrones de compra.
La racionalidad limitada en la economía conductual destaca que los seres humanos no pueden procesar toda la información disponible para tomar decisiones óptimas debido a limitaciones cognitivas. La IA, por otro lado, puede superar esta limitación al procesar y analizar grandes cantidades de información de manera rápida y precisa. Esto permite tomar decisiones fundamentadas en un período más corto. La IA complementa nuestras capacidades cognitivas al ofrecer un enfoque eficiente y preciso en el procesamiento de información.
Con esto, el estudio del comportamiento humano podría llegar a otro nivel, ya que como la IA nos brinda la capacidad de analizar y comprender patrones de comportamiento a gran escala, se abren nuevas posibilidades para comprender mejor las motivaciones y decisiones de las personas, así como para diseñar intervenciones más efectivas en áreas como la economía, la psicología y la política.
Además, es importante tener en cuenta que la IA no está exenta de sesgos y limitaciones. La calidad de los datos de entrada, el diseño del algoritmo y la supervisión humana son elementos cruciales para asegurar un funcionamiento adecuado y una representación precisa de los datos y contextos en los que se aplica.
Organización industrial: Colusión tácita de algoritmos
La organización industrial es una rama de la economía que se enfoca en el estudio del comportamiento de las empresas y la interacción entre ellas en el mercado. En este contexto, se analizan los factores que afectan la estructura de mercado, la competencia y la fijación de precios.
En la actualidad, muchas empresas están utilizando algoritmos de inteligencia artificial (IA) para tomar decisiones, incluyendo la fijación de precios. Estos algoritmos pueden ajustar automáticamente los precios en respuesta a diversos factores, como los cambios en la demanda, los costos o los precios de los competidores. Sin embargo, esta interacción de algoritmos puede llevar a comportamientos colusorios tácitos, sin que exista una comunicación directa entre las empresas.
Para abordar este desafío, es necesario desarrollar técnicas de regulación algorítmica. Por ejemplo, se pueden implementar auditorías algorítmicas para evaluar la transparencia y la imparcialidad en el diseño y entrenamiento de los algoritmos utilizados en la toma de decisiones económicas. Asimismo, se requiere una mayor colaboración entre los reguladores, los expertos en IA y las empresas para establecer estándares y directrices que promuevan la competencia y eviten comportamientos colusorios.
¿Y Ahora qué?
En definitiva, la Inteligencia Artificial está cambiando la economía en múltiples dimensiones. Como vimos, existen múltiples ejemplos de estos cambios en áreas como la economía laboral, la economía del comportamiento y la organización industrial.
A medida que avanzamos hacia una economía cada vez más impulsada por la IA, es crucial abordar estos desafíos desde una perspectiva teórica y técnica. La colaboración entre economistas, expertos en IA, reguladores y actores clave en el mercado es fundamental para garantizar que la IA se implemente de manera ética, justa y beneficie a la sociedad en su conjunto.