Autor: Juan Concha, economista de Inwus.
La idea del sesgo en los medios data por lo menos de mitades del siglo XX. Ya en 1957, Downs postulaba: “Todo reporte es sesgado porque el reportero debe seleccionar sólo algunos de los hechos para pasarles a su audiencia […] En corto, no existe el reportaje puramente objetivo de ninguna situación o evento.” En este sentido, el sesgo sería un hecho inevitable que viene de la subjetividad del periodista. Sin embargo, en la práctica, este puede ser tanto deliberado como involuntario. Un ejemplo de intencionalidad es el sesgo de framing donde un mismo hecho se puede enmarcar de diferentes formas, buscando generar distintas reacciones en la audiencia. Un caso práctico se puede obtener de los titulares de algunos diarios para la jornada posterior al 18 de octubre de 2019:
El Mercurio: “Estado de emergencia en Santiago: Ola de violencia azota la capital y siembra caos y destrucción”.
La Tercera: “Piñera declara Estado de Emergencia en Santiago tras violencia desbordada”.
La Segunda: “Caos en Santiago”.
Las Últimas Noticias: “Santiago se queda sin metro”.
El Mostrador: “La pizza más cara de Piñera: la cadena de errores del Presidente en el manejo de la crisis que ha terminado con tanques en las calles”.
Queda claro que distintos diarios pueden presentar hechos de acuerdo a un interés que no sólo es informativo, sino también persuasivo. Si bien encontrar ejemplos puede ser relativamente sencillo, una tarea más compleja es encontrar una forma de medir empíricamente si existe sesgo sistemático en los medios.
Gentzkow y Shapiro (2010) comparan el lenguaje utilizado por los congresistas en sus intervenciones en el Congreso con el utilizado en los reportes de noticias de los principales periódicos en Estados Unidos. Para la estrategia de estimación es clave el hecho de que los políticos republicanos y demócratas usan un lenguaje partidista, es decir, ocupan una serie de frases que prácticamente no son utilizadas por el otro partido. Dado lo anterior, un periódico que tienda a utilizar más frases de un partido en sus reportes, se considerará más inclinado hacia el sector que ese partido representa. Los autores finalmente concluyen que las personas demandan periódicos que tengan una inclinación política acorde a la propia y que, por lo tanto, los periódicos tendrían un incentivo económico a utilizar un lenguaje inclinado hacia uno u otro partido. En la misma línea, en un trabajo por publicar, Campos, Concha y Pino (2020) replican esta metodología para los medios virtuales de Chile y discuten en mayor profundidad respecto al sesgo en los medios y su impacto en las democracias.
Groseclose y Milyo (2005) optan por medir qué tan frecuentemente los medios citan a think tanks de derecha o izquierda y lo comparan con la misma medición, pero para los congresistas de EE.UU. Finalmente logran rankear 17 periódicos y encuentran un sesgo liberal en estos, pero con una tendencia relativamente centrista: ningún periódico se encuentra a la derecha del congresista Republicano promedio y sólo Wall Street Journal se encuentra más a la izquierda que el Demócrata promedio.
En lo que respecta a Chile, Navia y Osorio (2015) analizan los titulares de El Mercurio y La Tercera en los primeros 100 días de las presidencias de Eduardo Frei (1994 – 2000), Ricardo Lagos (2000 – 2006), Michelle Bachelet (2006 –2010) y Sebastián Piñera (2010 – 2014). Para este ejercicio se capacitó a estudiantes para que codificaran cada uno de los titulares como con un sesgo positivo, neutro o negativo. Luego de ser validado el trabajo, se obtiene el sesgo promedio asignado a cada titular y en base a esto se obtiene el sesgo promedio de ambos diarios en cada presidencia. Finalmente, encuentran que La Tercera es, en promedio, más crítica que El Mercurio hacia todos los presidentes, que La Tercera tiene un sesgo ideológico a favor de Piñera (al menos en su primer periodo) y que El Mercurio tiene un sesgo ideológico negativo en contra de Bachelet, ambos comparados con el resto de presidentes.
Finalmente, también se puede hablar de sesgo de género en los medios. En este caso en Concha et al. (2019) estudiamos el número de palabras y el uso de palabras dedicados a diputados y diputadas a lo largo del período legislativo 2014 – 2018 en medios de prensa online (Emol y La Tercera). Se encuentra que a las diputadas se les tiende a dedicar un menor número de palabras y noticias y se encuentra distinción en el lenguaje utilizado para ambos géneros: las palabras que son más predictivas de que una noticia se refiera a un diputado tienden a ser agénticas[1]: “director”, “Presidente”, “presidencial”, “timonel”. En cambio, a las diputadas se les asocian palabras de representación: “vocero/a”, “representante/representar” o palabras comunales como “mujer” o “política pública”.
Teniendo presente lo anterior, cabe preguntarse qué relevancia tiene que los medios estén sesgados. Por un lado, está estudiado que estos son capaces de alterar las decisiones de las personas: afectan las preferencias sobre candidatos (Enikolopov et al., 2011; González y Prem, 2018), pueden modificar la agenda pública (Puglisi y Snyder Jr, 2011; Larcinese et al., 2011) e incluso han llegado a determinar el resultado de elecciones presidenciales (DellaVigna y Kaplan, 2007). De esta forma, si los medios son capaces de alterar las decisiones de los ciudadanos y, particularmente, aquellas de índole política, estos tendrían la capacidad de poner en jaque la naturaleza libre de las elecciones de una democracia. En la era de las fake news donde se manufacturan y comparten noticias falsas con el fin específico de perjudicar a una figura o bando político, esto resulta particularmente problemático y, lamentablemente, la solución al problema no es evidente.
Referencias
Campos, N., Concha J., Pino F. Sesgo ideológico de los periódicos digitales de Chile. Trabajo en progreso.
Carlson, R. (1971). Sex differences in ego functioning: Exploratory studies of agency and communion.
Concha, J., Paredes V., Pino F. (2019). Sesgo de género en los medios virtuales al reportar Diputados chilenos. Tesis de magister, Universidad de Chile, Santiago.
DellaVigna, S., & Kaplan, E. (2007). The Fox News effect: Media bias and voting. The Quarterly Journal of Economics, 122(3), 1187-1234.
Downs, A. (1957). An economic theory of political action in a democracy. Journal of political economy, 65(2), 135-150.
Enikolopov, R., Petrova, M., & Zhuravskaya, E. (2011). Media and political persuasion: Evidence from Russia. American Economic Review, 101(7), 3253-85.
González, F., & Prem, M. (2018). Can television bring down a dictator? Evidence from Chile’s “No” campaign. Journal of Comparative Economics, 46(1), 349-361.
Gentzkow, M., & Shapiro, J. M. (2010). What drives media slant? Evidence from US daily newspapers. Econometrica, 78(1), 35-71.
Groseclose, T., & Milyo, J. (2005). A measure of media bias. The Quarterly Journal of Economics, 120(4), 1191-1237.
Larcinese, V., Puglisi, R., & Snyder Jr, J. M. (2011). Partisan bias in economic news: Evidence on the agenda-setting behavior of US newspapers. Journal of public Economics, 95(9-10), 1178-1189.
Navia, P., & Osorio, R. (2015). El mercurio lies, and la tercera lies more. Political bias in newspaper headlines in Chile, 1994–2010. Bulletin of Latin American Research, 34(4), 467-485.
Puglisi, R., & Snyder Jr, J. M. (2011). Newspaper coverage of political scandals. The Journal of Politics, 73(3), 931-950.
[1] La teoría agéntica-comunal (Carlson, 1971) plantea que a los hombres usualmente se les asocia con características agénticas: ascender en la jerarquía social, uso de la fuerza, competitividad, independencia y asertividad, entre otros. Las mujeres, en cambio, se han asociado a características comunales: preocupación por la comunidad, expresividad, desinterés, etc.