Por: Martín Rafols Valenzuela
Cuando una persona decide dónde vivir tiene que tomar en cuenta varios factores. Entre ellos la distancia al trabajo, a servicios (educación, salud, retail, entre otros), a familiares y amigos, el tamaño del hogar y, por supuesto, el costo que conlleva. El cambio producido por la pandemia en las modalidades de trabajo tuvo un impacto tremendo sobre las preferencias y la economía de los hogares de los “teletrabajadores”. Esto debería hacer que la ubicación de la vivienda pierda relevancia, y se prefieran hogares con más espacio disponible, que permiten una experiencia de trabajo desde casa más placentera. El gasto en conectividad se vuelve esencial, mientras que el costo en transporte se reduce.
Lo anterior ha sido investigado en el último tiempo por economistas que se dedican al análisis de la economía espacial. A saber, corriente económica que busca entender, describir y predecir, cómo se ordenan las ciudades y los territorios, analizando precios de la tierra, migraciones, densidad poblacional, salarios, segregación y amenidades. Se ha encontrado que existiría una migración de los teletrabajadores de “la ciudad al campo”, proceso migratorio opuesto al que ocurrió con la revolución industrial. En mi investigación: Work from home: new equilibrium, new opportunities for all, intento responder como este fenómeno afecta a todos los agentes de la economía.
En específico, los resultados de investigaciones urbanas (Delventhal et al (2021) y Lennox (2020)), se puede concluir que existiría un proceso en el cual para los teletrabajadores dejaría de ser atractivo vivir en un departamento cerca del centro financiero de sus respectivas ciudades, en desmedro de vivir en una casa con un gran jardín por un precio similar, lo cual se denomina suburbanización. Por otro lado, en un análisis de equilibrio interurbano, entre ciudades (Delventhal et al. (2022)), encuentran que existiría una migración a localidades con grandes amenidades, tales como balnearios, lagos, o montañas.
Cabe señalar que el fenómeno descrito anteriormente ocurre de manera transitoria en el corto plazo –debido a la obligatoriedad de los cambios- y también en el largo plazo. ¿Por qué no en el mediano plazo? Por la existencia de costos fijos, tales como: la adopción definitiva de teletrabajo por parte de las firmas, los costos asociados a la mudanza, y, por último, que los servicios de las localidades no urbanas podrían no dar abasto (conectividad, redes viales y servicios de no transables). En De Fraja et al (2020), se hace un análisis empírico en el Reino Unido, y se respalda lo anterior, dejando claro que después de la pandemia solo una pequeña fracción de los teletrabajadores decidió permanecer lejos de la ciudad. Por otro lado, tomando uno de los principios básicos de la microeconomía que dice que en el largo plazo los costos fijos se ven reducidos, este fenómeno de migración a zonas no urbanas se observaría también de manera permanente, y no solo transitoria.
Tanto en Delventhal et al. (2022), como en la investigación que actualmente llevo a cabo, se aborda el tema del efecto en el equilibrio espacial del teletrabajo, haciendo énfasis en quienes no teletrabajan. Se concluye en primer lugar, que los precios de los barrios residenciales cercanos a las zonas más productivas de las ciudades (centros financieros, por ejemplo) disminuirían, por lo que sería más accesible para trabajadores vivir cerca de sus lugares de trabajo. En segundo lugar, la migración de teletrabajadores a sectores no urbanos traería consigo un aumento en la demanda de servicios no transables (educación, peluquería, salud, etc.), lo que haría que aumenten los salarios en estas zonas y consecuentemente una migración de trabajadores del sector de servicios a las localidades suburbanas (o cercanas a éstas). A modo de ejemplo, si existe una gran migración de teletrabajadores a zonas de veraneo, estás zonas van a tener que empezar a proveer servicios que van desde jardinería, hasta establecimientos educacionales, lo que conlleva una migración de jardineros y profesores a estas zonas de veraneo.
Así, en dichos trabajos se argumenta que la adopción del teletrabajo masivamente traería consigo mejoras en bienestar para todos los sectores de la población (tanto teletrabajadores como quienes no pueden teletrabajar). Esto es de suma relevancia en el contexto chileno actual, ya que significa que el teletrabajo podría generar una gran oportunidad para avanzar en la descentralización del país. Ante esto, es importante que se fomente esta modalidad de trabajo y se invierta en capital físico en las distintas localidades, con miras a mejorar las redes de transporte, conectividad, centros de educación y salud, entre varios otros, y así disminuir las barreras.
Referencias:
- Delventhal, Matt and Kwon, Eunjee and Parkhomenko, Andrii, How Do Cities Change When We Work from Home? (2021). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3746549
- James Lennox, 2020. «More working from home will change the shape and size of cities,» Centre of Policy Studies/IMPACT Centre Working Papers g-306, Victoria University, Centre of Policy Studies/IMPACT Centre.
- Delventhal, Matt and Parkhomenko, Andrii, Spatial Implications of Telecommuting (2022). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3746555
- De Fraja, Gianni and Matheson, Jesse and Rockey, James Charles, Zoomshock: The Geography and Local Labour Market Consequences of Working from Home (December 21, 2020). Covid Economics, Issue 64, 13
- Rafols Valenzuela, M. (2021). Work from home: new equilibrium, new opportunities for all.