Por Ghislaine Basch.
Días atrás fue anunciado por algunos parlamentarios un proyecto de ley que busca extender el postnatal a un año, ampliando además el permiso exclusivo de los padres hasta un mes. Este busca fomentar la coparentalidad, logrando que ambos padres se hagan cargo del recién nacido. Además, busca generar un mayor apego y tiempo de calidad con los hijos en su primer año de vida, etapa clave en el desarrollo cognitivo del niño. Por último, tiene como objetivo que la madre logre conciliar la vuelta a la vida laboral de forma menos abrumadora, ya que en esa etapa de la vida, el hijo necesita un cuidado intensivo, tarea que recae la mayoría de las veces en las madres.
El proyecto, si bien puede brindar una mayor protección al recién nacido en el corto plazo, se está presentando en un contexto donde el mercado laboral femenino ya está deteriorado, pudiendo acentuar y empeorar la situación. El último informe OCDE revela que las mujeres chilenas tienen una de las tasas de participación laboral más bajas de América Latina, y que existe una amplia brecha salarial de género, donde en promedio, reciben ingresos 21,7% inferiores a los hombres.
El economista Dante Contreras señala, en uno de sus recientes estudios, que la probabilidad de empleo al momento del nacimiento del hijo se mantiene para los hombres, mientras que disminuye para las mujeres, donde 20 meses después del nacimiento la brecha de empleabilidad es de aproximadamente 15 puntos porcentuales, brecha que es persistente en el tiempo. El autor se refiere a esta situación como una penalización por cada hijo que nace sobre las mujeres que son parte del mercado laboral, transmitiéndose como un “impuesto silencioso”, que recae únicamente en ellas. Esto evidencia la situación de desventaja que la mujer enfrenta automáticamente cuando se inserta en el mercado laboral.
Con una posible extensión del postnatal la penalización se acentúa. Se genera un mayor costo de reemplazo para las empresas, que termina por desincentivar la contratación de mujeres, causando una contracción en la demanda por trabajo femenina. En la misma línea, las empresas al contratar a una mujer en edad fértil internalizan que existe la probabilidad de que tengan que salir del mercado laboral por un tiempo, reflejándose esto en contratos que ofrecen menores sueldos, en comparación a los ofrecidos a hombres.
Diversos estudios empíricos muestran una relación negativa entre el postnatal y la situación laboral en mujeres. Ruhm (1998) examina en nueve países de europa el impacto de la duración y la magnitud del subsidio del postnatal en los sueldos de las mujeres de la muestra, y encuentra que en periodos de larga duración del postnatal los sueldos para las mujeres son relativamente menores, cayendo significativamente por cada aumento de 10 semanas. Por otro lado, Larraín (2013) estudia el impacto de la última extensión del postnatal en Chile sobre la participación laboral de mujeres en edad fértil, y encuentra efectos negativos que impactan mayormente a mujeres de menos ingresos, quedando más expuestas al desempleo.
El proyecto acentúa las brechas salariales y reduce la contratación a mujeres, tema que se ha buscado reducir en el último tiempo, dejando a las mujeres en una situación vulnerable. Además, sumado a la poca flexibilidad que tiene el mercado formal hacia las madres, hace que la informalidad sea una alternativa más atractiva para ellas.
En la misma línea, asumir las consecuencias negativas asociadas al mercado laboral crea un desincentivo para las mujeres a tener hijos, siendo que hoy existe una creciente preocupación por mejorar la natalidad.
Es importante alinear los objetivos que se tienen para el mercado laboral, la natalidad y la equidad de género. Si se busca disminuir la significativa brecha de género que existe en nuestro país, se debe avanzar hacia políticas públicas que protejan a la mujer, y que fomenten la responsabilidad coparental sin desincentivar la contratación femenina, mejorando, por ejemplo, la flexibilidad en los empleos formales, de manera que la opción de tener hijos no sea una carga para ellas.
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Agüero, et al. (2012). Economic development and the motherhood wage penalty. Social Science Research, 41(4). https://doi.org/10.1016/j.ssresearch.2012.03.012.
Ministerio de Economía, Fomento y Turismo de Chile. Ministerio de Hacienda. Fundación ChileMujeres. (2022). Cuarto reporte de indicadores de género en las empresas en Chile 2022. https://www.economia.gob.cl/wp-content/uploads/2023/03/original-cuarto-reporte-indicadores-genero-2022-digital.pdf.
OECD (2021), Igualdad de género en Chile: Hacia una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/c7105c4d-es.
Ruhm, C. J. (1998). The economic consequences of parental leave mandates: Lessons from Europe. The Quarterly Journal of Economics. 113(1). https://doi.org/10.1162/003355398555577.
Edwards, M. (2014). Impacto del nuevo postnatal en la sustitución de capital humano en las organizaciones en Chile. [Tesis de pregrado, Pontificia Universidad Católica de Chile]. https://doi.org/10.7764/tesisUC/ECO/15023.
Larraín, F. (2013). Impacto del nuevo posnatal en el mercado laboral. [Tesis de pregrado, Pontificia Universidad Católica de Chile]. https://doi.org/10.7764/tesisUC/ECO/15006.