Chile entre la percepción y la realidad: Un análisis de la corrupción y sus contrastes

Por: Umut Aydin, Instituto de Ciencia Política UC y Red de Politólogas

En marzo, la OCDE publicó su Índice Anticorrupción e Integridad 2024. Con este índice, la organización evalua el estado de los esfuerzos anticorrupción y de integridad en sus miembros. El índice se compone de seis áreas: estrategia anticorrupción, gestión del riesgo de corrupción y auditoría, lobbying, conflicto de intereses, financiamiento de la política y transparencia de la información pública, y mide tanto la “regulación” como su “implementación”.

Chile se encuentra por encima del promedio de los países OCDE en todas las áreas, excepto en la implementación del área de financiamiento de la política. Esta evaluación positiva coincide con otras mediciones internacionales, como el Índice de Percepciones de Corrupción de Transparencia Internacional y el Índice de Control de la Corrupción del Banco Mundial. Aunque el puntaje de Chile en estos índices ha estancado en los últimos años, se encuentra entre el mejor 15% de los países evaluados por el Índice de Percepciones de Corrupción y en el mejor 20% en el índice del Banco Mundial.

Estas evaluaciones internacionales positivas no coinciden con las percepciones ciudadanas de la corrupción en Chile. En una encuesta publicada por CADEM en noviembre del 2023, el 84% de los encuestados expresaron que había mucha corrupción en el país, una cifra que ha ido en aumento desde 2015, cuando se realizó esta pregunta por primera vez. En la encuesta de Latinobarómetro, todos los años desde 2011, una mayoría expresan que se ha avanzado poco o nada en la reducción de la corrupción en los dos años previos.

¿Por qué la percepción de la sociedad chilena sobre la corrupción es mucho más pesimista que los indices internacionales que evaluan el nivel de la corrupción en el país?

Existen varias posibles respuestas. Aunque Chile ha introducido más de 30 normas legales que buscan combatir la corrupción en los últimos 35 años, la fiscalización en esta materia ha quedado más débil. En el Índice de la OCDE, el puntaje de Chile en  “implementación” es más baja con respecto a “regulación” en todas las áreas salvo lobbying, a veces hasta 30 puntos. La debilidad de fiscalización podría ser una razón por la que los chilenos y las chilenas sienten que las reformas anticorrupción no han sido suficientes.

Asimismo, a medida que Chile avanza en detectar y combatir la corrupción y aumentar la transparencia, más escándalos de corrupción salen a la luz, aumentando las percepciones de corrupción en la ciudadanía. Al mismo tiempo, estas medidas han aumentado la sensibilidad hacia la corrupción en la sociedad chilena, lo que resulta en percepciones más negativas incluso cuando las instituciones para combatir la corrupción se han fortalecido.

A la vez que tratamos de descifrar las causas de esta brecha, tenemos motivos para preocuparnos por las sombrías percepciones de corrupción en Chile, pues la corrupción o más bien las percepciones de corrupción impactan fuertemente en la confianza en las instituciones y la democracia.

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