Por Paz Milet, académica Instituto de Estudios Internacionales Universidad de Chile
En los próximos meses América Latina experimentará dos importantes elecciones presidenciales, en Argentina y en Ecuador. En ambos casos se enfrenta una segunda vuelta marcada por la sorpresa y la incertidumbre.
En Argentina existía certeza de que al gobierno no le iba a ir bien en las PASO, ya que el principal candidato del oficialismo es el actual ministro de Economía, Sergio Massa. Este no sólo debió asumir los costos de una inflación superior al 100%, sino también de las críticas a la gestión del presidente Alberto Fernández. No obstante, no se pensó que su adhesión iba a ser tan limitada y que la primera opción de voto sería Javier Milei, un economista que se define como libertario y que dentro de sus principales propuestas considera la dolarización de la economía, la reducción sustantiva del aparato estatal y la disminución de las facultades del Banco Central.
Si era seguro que una posición destacada- en este caso la segunda- la ocuparía la coalición Juntos por el Cambio, en este caso con su candidata Patricia Bullrich, ex ministra de seguridad del presidente Mauricio Macri.
Mientras en Ecuador, en unas elecciones anticipadas y marcadas por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, la mayor votación la obtuvo Luisa González, cercana del ex Presidente Rafael Correa, representante de la Revolución ciudadana. El candidato que sorpresivamente ocupó la segunda posición es el empresario Daniel Noboa, que adquirió mayor visibilidad en los últimos debates presidenciales.
Tanto en Argentina como en Ecuador el escenario está abierto. No existe certeza respecto de quién efectivamente ocupará la presidencia; pero existe claridad en que los desafíos en ambos casos son de alcance mayor.
Ecuador en estos momentos enfrenta las condiciones de un Estado fallido, con una amplia cobertura del narcotráfico y con alto nivel de polarización política, que impidió que el presidente Guillermo Lasso concluyera su período. A esto se une un difícil escenario económico, frente al que por ejemplo es imposible eliminar el subsidio a los combustibles. Los intentos que se han generado en este sentido han ocasionado movilizaciones transversales.
Por último, en Argentina también se enfrenta un difícil escenario económico y de inseguridad, lo que se profundiza por el descontento con los partidos políticos tradicionales y genera una marcada polarización. En este escenario se plantean opciones anti sistema como la de Milei. Este más allá de las reacciones que generan sus controversiales propuestas, experimentaría grandes dificultades para la gobernabilidad, pues no tiene suficiente respaldo en el Congreso y en las provincias.