Frivolidad electoral

Por: Jorge Fantuzzi.

El diputado Winter ha tratado a través de gimnasia retórica hacernos pensar que cree que cobrar multas a quienes no voten en elecciones obligatorias es una medida “anti pobres”. Obviamente -y esto casi sobra decirlo- él no cree que se afecte a las personas más vulnerables del país. Lo que busca es que no se aplique (aunque exista) el voto obligatorio porque su cálculo egoísta es que la gente votará contra el oficialismo.

No le importa si su convicción es que el voto obligatorio es mejor. Asume que después se arreglará en el camino; más importante es que ahora lo afecta para esta elección. Lo que le importa es que su sector no sea castigado en las urnas, y lo demás parece irrelevante.

Se puede pensar que esto es el poder que le nubla la visión. Personalmente creo que la respuesta no va por ahí y que en realidad se trata de simple frivolidad que caracteriza a varios de su lote una vez más.

Frivolidad cuando azuzaron la violencia para imponer su agenda. Frivolidad cuando acusaron ministros y presidente, para quedarse con el poder. Frivolidad cuando en la pandemia acusaban de un manejo criminal al gobierno. Frivolidad cuando impulsaron los retiros del 10% aún advertidos de los efectos que tendría. Frivolidad cuando acusaron a las inmobiliarias de estar quemando terrenos para arbitrar su precio. Frivolidad cuando acusaron cobardemente a carabineros de crímenes que no cometieron como el caso de Panguipulli o el del caso del ex carabinero Zamora.

El problema de su frivolidad no es trivial. No se trata simplemente de esperar elegir la próxima vez un poco mejor a nuestros representantes, como pensando que esta vez tuvimos mala suerte. Un sistema electoral mal diseñado le abrió la puerta a parlamentarios que no requieren disciplina o responsabilidad para ejercer sus cargos, y mientras el sistema no cambie, ahí se quedarán… haciendo política desde el cálculo pequeño, tratando de motivar a pequeños grupos (radicalizados) cuyos votos son suficientes para salir elegidos.

Un mal sistema electoral tiene como consecuencia malas políticas públicas y un mal desempeño para el bienestar del país. Aquí Winter nos regaló un ejemplo nítido para entenderlo. Un mal sistema electoral le permitió salir elegido, proponer malas medidas que seguirán polarizando al país, para seguir siendo elegido y perpetuar la dinámica.

La reforma al sistema electoral es urgente. Urge terminar con este ciclo vicioso de política frívola encarnada en Winter. Por eso, cualquiera sea el gobierno que salga elegido en las próximas elecciones, éste debería comprometerse a presentar un proyecto de ley en un periodo -por ejemplo- menor a los 3 primeros meses de gobierno (ténganlo pensado y consensuado antes). Es casi una condición necesaria -aunque no suficiente- para que el nuevo gobierno pueda proponer medidas para que el país vuelva a crecer y los ciudadanos estemos mejor.

Suena alejado de los intereses de la ciudadanía, de hecho, probablemente no gane votos. Justamente el remedio a la frivolidad será un candidato capaz de salir elegido proponiendo algo que, aunque no gane votos, es clave para el futuro. Lo contrario a lo que encarna Winter.

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