Por Jorge Fantuzzi
El gobierno del presidente Boric está a pocas semanas de cumplir dos años; justo la mitad de su mandato. No me parece necesario hacer recuentos a estas alturas, pero sí me parece útil tratar de vislumbrar lo que será el segundo tiempo de su periodo presidencial.
Es sabido que el Boric de las primarias y la primera vuelta fue distinto al de la segunda vuelta. Es casi una perogrullada decir que en las primeras instancias le “habló” a su público más fiel, con el que tiene más afinidad, y que, una vez superada las primeras etapas, tuvo que moderar su propuesta al país para captar votos más cercanos al votante mediano y así dejar a su competidor del otro extremo fuera de la Moneda.
Algo parecido ocurrió en el inicio de su gobierno. Llegó con una agenda transformadora, sin embargo, el presidente sabía que si quería lograr implementar medidas relevantes de su programa, entonces debía llegar a acuerdos en estas materias con quienes nunca ha tenido cercanía.
Se vistió de socialdemócrata y salió a proponer. Lamentablemente para él, no todo salió como esperaba. A saber, se cayó en el Congreso una de sus medidas más importantes: la reforma tributaria. Además, la ciudadanía empezó a quitarle su apoyo a propósito de diferentes eventos ocurridos en su gobierno, tales como los indultos a delincuentes del estallido social, la derrota en el primer plebiscito constitucional (a pesar de haberse jugado por el otro resultado más allá de los aceptable), y el bullado caso “Convenios” que desde que explotó, ha teñido al gobierno de un aire a corrupción que le ha costado sacarse de encima.
La falta de apoyo de la ciudadanía -como consecuencia de todos estos eventos- hace que sea casi imposible que logre consensuar con el lado opuesto las medidas que quiere implementar. Las muchas fallas del primer tiempo hacen que el segundo tiempo esté perdido. Ahora vienen elecciones municipales y de gobernadores y con eso ya se inaugura la campaña municipal. A nadie le conviene aparecer dando el amén a las propuestas del gobierno si éste no es respaldado por la ciudadanía. Y esto el presidente Boric lo sabe.
Por todo lo anterior, en lo que queda de mandato el gobierno ya no saldrá a buscar acuerdos. Hará propuestas radicalizadas sabiendo que no logrará implementarlas. Estos intentos les permitirá decir a posteriori que lo intentaron pero que las fuerzas opositoras bloquearon toda posibilidad de avance. Ya no dará réditos la moderación, sólo la radicalización será útil para quienes nos gobiernan. Es decir, el segundo tiempo de gobierno será mucho más parecido al Boric de las primarias o de la primera vuelta, que el Boric que le ganó a JAK.
Si no sigue esta estrategia, Boric corre el peligro de perder incluso su tercio de aprobación que es fiel a lo que sea. Puede parecer demasiado blando para quienes piden dureza.
Por eso no se extrañe si se hacen más comunes medidas como las pensiones de gracia a vándalos o reformas tributarias con saludos a la bandera. Todo es parte de como los políticos -a veces muy superficiales y faltos de convicción- reaccionan a los incentivos que enfrentan.
Lamento ser pesimista, pero no creo que el segundo tiempo nos traiga algún resultado aceptable. Por mientras, nos seguimos hundiendo en la tabla.