Colapso del Reciclaje Mundial: ¿Qué pasa en Chile?

Si bien existe una tendencia generalizada a aumentar los niveles de reciclaje y ayudar con ellos al medio ambiente, es poco lo que realmente sabemos sobre el destino de los productos que reciclamos. En efecto, la industria del reciclaje es sumamente compleja y sus características varían considerablemente según el material en cuestión.

Sin perjuicio de ello, sí existen factores comunes a los distintos materiales y uno de ellos es el funcionamiento básico de la industria; en primer lugar, los productos a reciclar son depositados por nosotros -los consumidores- en puntos limpios para después ser transportados por medio de camiones a plantas donde éstos se ordenan. Luego, los productos ordenados se envían a plantas recicladoras, dentro o fuera del país, donde se transforman en pellets, en el caso de los plásticos, o calcín en el caso del vidrio. Finalmente, el output generado en las plantas recicladoras es comprado por empresas para que sea transformado a botellas, bolsas, o productos de plásticos varios para ser reutilizados.

El problema radica en que la última etapa ha enfrentado un problema serio de demanda nivel global, ya que, si bien se procesa bastante material a reciclar, es difícil encontrar empresas que estén dispuestas a adquirir estos pellets reciclados. Ello desincentiva el ingreso de empresas recicladoras porque no hay demanda suficiente y deja a las que ya son incumbentes con un nivel de sobre stock muy lejos del óptimo.

Esto último se agravó intensamente cuando China decidió, el año pasado, eliminar las importaciones de productos a reciclar, colapsando la cadena productiva, lo que ha generado un estancamiento de la industria del reciclaje, ya que no hay demanda suficiente que soluciones el sobre stock generado. Ello ha implicado que países del Sudeste Asiático como Malasia, hayan sido el destino una masa inmensa de productos a reciclar, sin que cuenten con la infraestructura necesaria para procesar todo ese material viéndose así obligados a desecharlo en vertederos y basureros industriales.

En Chile, por su parte, si bien somos un país pequeño a nivel global, sí somos el país que más basura produce en Sudamérica per cápita, según el Banco Mundial. A propósito de todo lo anterior, entrevistamos a Macarena Guajardo, fundadora y presidenta de la Fundación Basura, institución que se dedica a educar y asesorar respecto de la prevención de generación excesiva de residuos y gestión de los mismos, para lograr un equilibrio sustentable.

Dado el exceso de oferta de productos a reciclar que la prohibición de China ha generado en el mundo, se podría pensar que ésta puede ser una oportunidad para Chile de desarrollar la industria de reciclaje e importar productos a reciclar muy baratos con el fin de tener materia prima para la fabricación de productos, ¿qué opinas de ello? ¿está Chile preparado para algo así? ¿contamos con la infraestructura para reciclar productos provenientes del extranjero? 

Para poder pensar siquiera en importar materia prima reciclada para la fabricación de productos, debe haber –en primer lugar– productos de alta demanda que se fabriquen con esta materia prima. Un acercamiento a esto lo ha realizado la empresa Comberplast, a través de la recuperación de plásticos que luego convierten en nuevos productos tales como, contenedores para reciclaje. Existen otras iniciativas que usan material reciclado, como algunas bolsas plásticas para la basura, sin embargo, esta estrategia es algo “menos malo”, puesto que esa bolsa se irá de igual manera a un relleno o vertedero ilegal a través de la gestión municipal (en el mejor de los casos). Hoy se están generando nuevas alternativas de consumo para las personas que –según nuestra experiencia– han tenido buena recepción, dado que se utiliza el plástico en productos con una vida útil más larga. Esto es importante puesto que el punto crítico en relación al plástico ha sido su uso en objetos desechables, donde un porcentaje importante se deposita en micro basurales, vertederos e incluso el mar.

En la actualidad existen empresas que deben importar plástico, ya que no hemos sido capaces como país de recuperar objetos que nos permitan generar estas nuevas materias primas.  Por tanto, pienso que antes de embarcarnos en una nueva industria de exportación, debemos ser capaces de recuperar los residuos que ya generamos en nuestro propio territorio.

Por lo anterior, más allá de si contamos con la infraestructura para reciclar productos provenientes del extranjero, creemos que cada país debe hacerse cargo de sus residuos. Es importante que los países generen políticas públicas en pos de disminuir la generación per cápita y a su vez se busquen soluciones locales con los residuos ya generados.

 

¿Cuál es el destino de los productos que reciclamos en Chile? ¿Consideras que Chile también es parte del problema del colapso global de la industria de reciclaje?

Por supuesto que somos parte del “problema” global. Esta industria ha colapsado no sólo por la carencia de demanda de los nuevos productos generados, sino también, a la continua y excesiva sobre generación de basura por parte de las personas. En ese sentido, Chile ha demostrado ser un líder socio ambiental a nivel latinoamericano a través de la promulgación de la Ley REP pero, al mismo tiempo, sigue destacando por ser uno de los países que más basura genera en Latinoamérica.

 

¿Cómo consideras que funciona la industria de reciclaje en Chile? ¿Compartimos los mismos virtudes y defectos que el resto del mundo?

Es una industria incipiente y que funciona de manera centralizada, es decir, las grandes industrias están ubicadas en la Región Metropolitana, dejando al resto de las regiones y sobre todo a los extremos. Es así, como muchas ciudades deben financiar el traslado de los residuos recuperados a Santiago para ser reciclados, lo que claramente es contraproducente en términos de sustentabilidad, por las emisiones de carbono generadas.

Por otra parte, la figura de recicladores base es desafortunadamente poco reconocida por parte de los grandes actores, lo que, sumado a la carencia de un sistema que los identifique y reúna, los deja fuera de la participación oficial en el mercado. Es así como las comunidades de recicladores han debido demandar el ser parte de la Ley de Responsabilidad Extendida al Productor, exigiendo la consideración de su participación en este ambicioso proyecto. Y es que sin ellos, los impactos sociales de esta estrategia se pierden pues ha sido demostrado en otras ciudades y casos a nivel mundial que el contacto persona a persona que se genera gracias a los recicladores base, hace que los sistemas de recogida selectiva funcionen de manera más eficiente. Es el mismo principio de que exista una persona monitoreando un punto verde o limpio, cumpliendo un rol tanto educativo como de control social.

 

Hace poco se promulgó la Ley de Fomento del Reciclaje y Responsabilidad Extendida, ¿qué opinas de ella y su aplicación en Chile?

Me parece que es lo que se debe hacer, es lo mínimo, un punto de partida y es mandatorio para nuestro país embarcarse en la promulgación de más políticas públicas que permitan establecer las responsabilidades asociadas a cada uno de los actores en materia. Teniendo roles y metas claras es que se podrá comenzar a avanzar desde el mercado en la búsqueda de nuevas soluciones para hacer frente a la sobre-generación de residuos en el país. Además, esperamos que no sólo fije metas de recolección, sino también se realicen acciones concretas en términos de aplicación de criterios de ecodiseño para productos que hoy no son recuperables, a pesar de que las personas tengan todas las intenciones de realizar acciones socio ambientales positivas.

Así como esta ley, son igual o más importantes los instrumentos regulatorios que apuntan a la prevención, como la ley de bolsas plásticas, o el proyecto de ley de Plásticos de un solo uso que hoy está en el senado.

 

En base a todo lo que planteas, ¿qué medidas consideras que debemos hacer las personas, que somos consumidores para ayudar en la solución de este tema? ¿Por qué?

Invitaría a las personas a comenzar reflexionando en torno a nuestros hábitos de sobre consumo. Preguntarnos si realmente necesitamos aquellas cosas que compramos y si podemos reemplazarlas por una alternativa que, al final de su vida útil, pueda ser efectivamente recuperada a través de reciclaje y/o compostaje. Como el caso de la lufa como reemplazo a la esponja amarilla con verde que se suele utilizar para lavar loza en la cocina.

Además, preferir productos elaborados con materias primas recicladas es lo que realmente contribuirá a la consolidación de la tan deseada y comentada economía circular. Si no se compran este tipo de productos, no estamos realmente “reciclando”.

Finalmente, preferir alternativas de emprendimientos nacionales, porque siempre será mejor consumir local por sobre los productos de Aliexpress que poseen una tremenda huella de carbono, como el caso de las organizaciones que pertenecen a la Comunidad Basura Cero, creada por nuestra organización.

 

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