Philipe Aghion es uno de los intelectuales más reconocidos en economía de la innovación. Sus artículos y aportes se estudian en todo el mundo. Desde Francia conversó con Contrafactual de innovación y su relación con la pandemia, el medio ambiente, la desigualdad, y mucho más.
Recién publicaste un Nuevo libro sobre la “Destrucción Creativa”. ¿Por qué volver a pensar en este concepto hoy?
Teníamos el proyecto antes de la pandemia, pero la pandemia nos dio más motivación. Primero porque hay muchas cosas que estamos haciendo diferente. Estamos tele trabajando más, estamos comprando más online, por ejemplo, en Amazon. No estoy viajando todo lo que lo hacía antes y no lo volveré a hacer porque descubrí Zoom. Muchas cosas cambiarán. No todas, pero muchas sí cambiarán. Y eso está muy vinculado con la destrucción creativa. Nuevas firmas aparecerán y viejas firmas morirán y la pregunta es cómo se manejará eso.
La otra razón es que la pandemia hizo que muchos países vuelvan a cuestionarse el capitalismo o cómo se aplica. En Estados Unidos son buenos para innovar, pero malos para proteger a las personas. En Europa es justo al revés. Protegen bien, pero no son muy buenos para innovar. Europa será cada vez más irrelevante si no es capaz de innovar más. La pregunta entonces es cómo equilibrar mejor ambos aspectos del capitalismo.
Aparte del crecimiento, ¿hay alguna relación entre innovación y otros indicadores clave como el bienestar?
La destrucción creativa está relacionada con el bienestar de muchas maneras. Por ejemplo, puede crear desempleo. La gente puede perder sus trabajos con la destrucción creativa. Pero hay formas de hacerse cargo de esto. En Dinamarca, hay una subsidio del 90% del sueldo para los desempleados, pero tienen que reentrenarse y les hacen ofertas de trabajo. Si rechazan más de dos ofertas, pierden el beneficio. Esto ha funcionado bien. Cuando la gente pierde su trabajo en Dinamarca no tiene efectos en salud o mortalidad.
La pérdida de trabajos es el lado negativo. Por otra parte, el lado positivo es que la destrucción creativa produce crecimiento y prosperidad. Si los países tienen un buen mercado laboral, se puede reducir el lado negativo y potenciar el lado positivo de la destrucción creativa.
¿Y la desigualdad?
También se relaciona con la destrucción creativa de muchas maneras. Por un lado, la innovación puede hacer que aumenten muchos los ingresos de los más ricos. Steve Jobs se hizo rico porque inventó Apple, una de las personas más ricas de Suecia se hizo rica porque inventó Skype. La innovación produce rentas. Se necesitan esas rentas para motivar la innovación.
Pero por otro lado, la innovación produce crecimiento, lo que es bueno. Pero además, potencia la movilidad social. De eso se trata la destrucción creativa: personas que tenían rentas, son reemplazadas por nuevas personas que innovan y tienen nuevas rentas.
Esto es importante, porque a diferencia de otras actividades que producen desigualdad -como el lobby-, la innovación produce una desigualdad que puede ser considerada positiva. Carlos Slim y Steve Jobs no son lo mismo. Uno se hizo rico porque innovó y el otro se hizo rico porque fue capaz de proteger sus rentas monopólicas en México. No hay que tratarlos de igual manera. Esa es mi diferencia con Piketty. Él sólo ve “Carlos Slim”, como si no hubiesen “Steve Jobs” en el mundo. No estoy en contra que existan personas ricas, mientras su riqueza no desincentive futuras innovaciones.
Por eso son claves la política de competencia y las leyes que regulan el financiamiento de campañas políticas para evitar que las firmas puedan influir en la regulación o que puedan proteger sus rentas gracias a la política.
Si la innovación aumenta el crecimiento, ¿cómo es posible que países que están incorporando actividades innovadoras, como la inteligencia artificial, tengan una desaceleración en el crecimiento de su productividad?
Pueden haber muchas explicaciones. Una es que no sabemos cómo medir adecuadamente los crecimientos de la productividad. Otra explicación, tal vez más convincente, es que esas actividades potenciaron mucho la productividad de las grandes firmas que las aplicaron en un comienzo, pero usaron esa inversión para protegerse de la competencia de otras empresas. Básicamente usaron estos aumentos de productividad como una barrera a la entrada de nuevos competidores, y eso produce menos crecimiento. Parece una paradoja, pero tiene esa explicación.
En Chile está funcionando una convención que está redactando una nueva Constitución. ¿Cuál es la relación entre materias constitucionales y la innovación?
Mi mirada de Chile es de muy lejos así que pido comprensión, pero superficialmente desde el extranjero, parece que hay mucho espacio para mejorar la educación, que es un ingrediente clave de la innovación. La educación es incluso más importante que políticas de I&D.
Los derechos de propiedad también son muy importantes. Por otra parte se necesita un Estado que no ahogue a innovadores y que no pueda ser capturado por intereses particulares de empresas. Ahí la sociedad civil es clave. Lo que diga la Constitución pueden ser meras declaraciones o intenciones si la sociedad civil no se moviliza para que se ejecute. Un ejemplo de esto es la guerra civil en Estados Unidos, la cual produjo que se respetaran los derechos de afroamericanos, pero en los estados del sur fue letra muerta por mucho tiempo. No fue hasta que apreció el movimiento por los derechos civiles en los años 60 que los derechos de los afroamericanos se comenzaron a respetar.
Es un triángulo. Se necesitan las firmas que innovan, el Estado que regule, y a la sociedad civil que asegure que la Constitución se respete en la práctica.
Hay miembros de la Convención Constitucional chilena que están proponiendo acogerse a una teoría de de-crecimiento. ¿Qué opinas?
Si van en esa dirección, me encantaría poder conversar con ellos. Es una muy mala idea. Simpatizo con el progresismo, pero la izquierda tiene que ser inteligente y esa idea no es muy inteligente.
Históricamente es cierto que cuando comenzó el crecimiento como fruto de la revolución industrial, también empezó a deteriorarse el medio ambiente. Pero no vamos a retroceder a eso. Porque el crecimiento no es sólo un tema de ingresos, esos un tema de progreso. Antes ir al dentista era doloroso, ahora no, porque el crecimiento nos hace estar mejor. Es bienestar, no sólo ingresos.
El decrecimiento sería como estar permanentemente sufriendo las consecuencias de las cuarentenas por la pandemia. Es cierto que las cuarentenas redujeron las emisiones, pero no nos hicieron estar en una mejor situación personal o social. La solución es la innovación. La innovación verde puede producir energía limpia, nuevos medios de transporte… El problema es que los que innovaban hace algunos años no tenían en mente el problema ambiental. Lo que se necesita es que el Estado y la sociedad civil –de nuevo, el triángulo- motiven a las empresas a hacer innovaciones verdes. ¿Cómo se hace? Con impuestos a las emisiones y con políticas que motiven el uso de energías verdes.
Después de la pandemia, los países tendrán la necesidad de recuperar el empleo. ¿Cómo puede la innovación ayudar en esa tarea?
Nuevamente la educación es clave. En el colegio se aprende a aprender. Si la población está bien educada, después de la pandemia se podrán adaptar a nuevas situaciones.
En todo el mundo se debate respecto de los aspectos positivos y negativos de la inmigración. ¿Hay una relación entre innovación e inmigración?
Si se miran los datos, por ejemplo en Estados Unidos, los inmigrantes pueden aportar incluso más al crecimiento que los locales. Una política de inmigración inteligente, que integre a los inmigrantes es clave. Los inmigrantes son naturalmente tomadores de riesgo, por lo que si son bien integrados, pueden aportar mucho a la innovación. Cero inmigración es una muy mala idea porque decae el crecimiento.
¿Cuáles son las políticas públicas útiles para promover la innovación?
Como hemos hablado, la educación es clave. Se pueden tener muchos subsidios, pero si no hay una población educada, entonces esos subsidios son inútiles.
La competencia también es clave. Si los incumbentes son capaces de evitar que nuevos entrantes compitan, no hay estímulo para la innovación. Entonces la competencia y la apertura al comercio internacional son muy importantes.
En China han sido capaces de crecer tanto, entre otras cosas, porque han educado muy bien a la población y se han abierto al comercio internacional. En Chile en cambio tal vez pueden avanzar mucho en educación y competencia, especialmente en concentración empresarial.
¿Y subsidios o beneficios tributarios?
Pueden ser útiles, pero son la guinda de la torta. Si no hay educación, los subsidios son inútiles.
Los impuestos también pueden ser útiles, pero no pueden ser los que propone Piketty porque desincentivan la innovación. Hay que poner impuestos, pero poner impuestos para financiar, no para confiscar porque puedes matar la innovación. Y si matas la innovación puedes matar también la movilidad social. Hay un balance.
En definitiva, políticas educacionales, políticas de competencia y políticas de impuesto que sean progresivos y no confiscatorios, es lo que sirve.