El legado de Gary Becker

Autor invitado: Matías Tapia, PhD en Economía, U. of Chicago

 

Hoy se cumplen 5 años desde la muerte de Gary Becker, profesor de la Universidad de Chicago y Premio Nobel en Economía en 1992. Becker fue el economista más importante e influyente de los últimos 50 años, y su trabajo no solo redefinió la manera en que entendemos la economía como ciencia social, sino que tuvo un impacto significativo en otras disciplinas como el derecho y la sociología.

El gran aporte de Becker fue mostrar como el instrumental económico es una herramienta poderosa y relevante para entender temas que anteriormente se entendían como ajenos al ámbito de estudio de la ciencia económica, como las decisiones de matrimonio, la tasa de natalidad, o la discriminación contra las minorías. Para Becker, la economía era una herramienta para tratar de entender el comportamiento humano en todas sus dimensiones, no solo aquellas tradicionalmente asociadas a problemas económicos como las decisiones de inversión de la firma o de ahorro de las personas. Para él, las personas toman decisiones con el objetivo de para hacerlo lo “mejor posible”, dadas las restricciones que enfrentan. Crucialmente, ese “mejor posible” depende de cada individuo, y por tanto, no se asocia necesariamente a ganancias financieras, sino que a bienestar en un sentido amplio. Ello implica que los individuos pueden ser egoístas o altruistas, motivados por el dinero o por la gloria. En cualquier caso, responden a incentivos y a los precios implícitos asociados a las diferentes opciones que enfrentan. Ello entrega un marco conceptual poderoso para intentar comprender el mundo y los fenómenos sociales, y explica como la noción de la existencia de mercados y precios -aunque sean implícitos- tiene validez en áreas del comportamiento humano para las que antes no parecía tener aplicación.

Eso no significa que sólo el análisis económico puede proveer respuestas válidas, o que lo que nos dicen otras disciplinas sea irrelevante. Pero sí nos dice que la economía, y la noción de que las personas ponderan costos y beneficios, nos puede ayudar a entender no sólo los problemas habitualmente asociados a esta disciplina, sino otros en apariencia lejanos como el efecto de las leyes en la tasa de criminalidad o la política óptima frente a las drogas.

Becker también siempre enfatizó la importancia del trabajo empírico para validar la teoría económica. En la metodología de Becker, el economista debe complementar un análisis conceptual riguroso con una lectura cuidadosa de la evidencia empírica, que es la que al final del día determina la validez de una determinada teoría.

En lo personal, tuve la fortuna de interactuar bastante con el Profesor Becker durante mis estudios de doctorado en Chicago entre 2004 y 2010. Fui su ayudante y después fue mi guía de tesis. Siempre tenía la mejor disposición a conversar con alumnos y colegas. Tenía la virtud de entender de inmediato lo esencial de un problema, y de dar respuestas profundas usando un instrumental sencillo pero muy potente. Hasta el final se mantuvo plenamente activo como investigador, docente y en la discusión de políticas públicas. A cinco años de su partida, su legado sigue vivo no solo en los que fueron sus alumnos y colegas, sino que en la manera en que su trabajo fue clave en la evolución de la economía como ciencia social.

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